It’s hard to stay mad when there’s so much beauty in the world: una respuesta

 

NOTA: En los últimos días han pasado cosas rarísimas a raíz de nuestro artículo “La importancia de estar Triste. Fin del Sueño.”. Algunos se han ofendido y otros simplemente bajaron la cabeza. Nos han dicho hasta malas personas e insensibles. O que simplemente son rencores guardados, qué sé yo. Hay quienes también nos felicitaron. A pesar de que reconozco que aquel artículo es bastante agresivo, creo que las ideas expuestas ahí tienen una base sólida, además de que escapan de todas esas “críticas” (quiero decir, estas cosas no son nada personales), y es necesario discutirlo de manera alturada y coherente. Si existe una respuesta de parte de quienes no están de acuerdo con nosotros, la estaremos esperando. Mientras tanto, esto es solamente un aporte a lo que Roberto ya dijo en su artículo anterior y al artículo principal. Namasté.

I.

(sobre American Beauty)

American Beauty (1999), fue escrita por Alan Ball, y dirigida por Sam Mendes. Ganadora de múltiples premios, como el Oscar a Mejor Película del mismo año, es una película que se centra en la identidad y la belleza. Obviamente, estas dos palabras no significan nada por sí solas, su significado viene de diferentes lugares y detalles en el mundo del propio film. Y esto es justamente lo que vamos a tratar aquí.

Tenemos que remitirnos a cómo era el mundo occidental en 1999: American Beauty se sitúa en un tiempo donde el propósito de la humanidad (o la vida de los individuos) es desconocido. Un tiempo donde los conflictos iniciados por posesiones de tierras y la ideología en una escala global eran cosas del pasado. Inspirado en Hegel, Francis Fukuyama describe esto en su libro “El fin de la historia y el último hombre”.  Al ser un tiempo estable, donde no habrían cambios mayores dentro de la historia, el hombre por fin podría mirarse al espejo para tratar de entender el significado de su existencia. Las conclusiones sacadas por el colectivo desembocan, entonces, en la deprimente idea de que en realidad no hay propósito. Muertas las grandes convicciones políticas y filosóficas (e incluso religiosas, si es que se le quiere ver así), el nihilismo y el desencanto ante los ideales de la modernidad es parte del espíritu de la época. En ese sentido, aquellas conclusiones son respuestas del hombre cínico dentro del mundo posmoderno, y son las que el mundo de la película asume desde un principio, pero más adelante entenderemos a American Beauty como una obra contestataria a ese discurso.

II.

(my stupid little life)

¿Qué quiere decir esto? Antes de llegar a mi punto, hablemos de los personajes dentro del mundo de American Beauty. La película va más o menos así: Lester Burnham es un tipo que está pasando por la crisis de los cuarenta. Tiene un trabajo miserable y aburrido. Su esposa (Carolyn) y su hija (Jane) no le respetan (básicamente lo odian). Carolyn es una agente de bienes raíces maniática y obsesiva, muy enfocada en su trabajo. Jane es una adolescente insegura y tímida, que vive bajo la sombra de Angela, que es la típica porrista promiscua y también su mejor amiga. Jane inicia una relación con Ricky Fitts, su vecino. Él vive una doble-vida: vende marihuana pero lo mantiene muy en secreto de su padre, un ex-marino obsesionado con la disciplina. Todo se va a agudizar cuando Lester explota: abandona su trabajo, se rebela contra su esposa y comienza a hacer ejercicio para llamar la atención de Angela y acostarse con ella. Si no has visto la película, la recomiendo bastante, sobre todo porque a lo largo del texto voy a hacer SPOILERS.

Lester no es la única persona que pasa por una crisis de identidad: en resumen, todos los personajes (o casi todos) pasan por esta crisis. Y estos personajes pasan por ciertas crisis (la imagen del éxito, la angustia adolescente, el temor a ser ordinario, la doble-vida, etcétera) porque persiguen desesperadamente cierta identidad que los justifique. Los personajes intentarán reafirmar estas identidades, a pesar de que esa misma identidad los reduce a una tarjeta de presentación, y cualquier cosa que hagan para aferrarse a éstas los conducirá a situaciones donde su propia vida es consumida o aprisionada. Carolyn hará lo que sea para ser la mejor agente de bienes raíces de la ciudad. Jane piensa que será feliz al cambiar su apariencia física. Pero al fin y al cabo, al obedecer estos ideales que son ofrecidos por el mismo juego de las identidades, sus vidas se vuelven miserables: lo que creían que los llevaría a la felicidad en realidad perpetúa el hastío frente a la vida. La película está ingeniosamente estructurada para poner sobre la mesa los motivos sociales y psicológicos de los personajes en una perspectiva crítica. Se muestra cómo la búsqueda de felicidad y libertad de cada uno de los personajes en realidad se traduce a la necesidad de ellos de escapar de los conflictos que traen sus propios complejos o los diferentes estilos de vida a los que están condenados al asumir la identidad que los encarcela. Esa es una de las bellezas de American Beauty: el esquema de la película, incluyendo los arquetipos acartonados de cada personaje, está diseñado para hacernos ver ese punto. A lo largo de la película, vemos cómo cada identidad se va descascarando y cómo entra en conflicto la identidad versus la persona. Uno de los ejemplos más claros es el de Ricky Fitts, siendo éste el personaje que en realidad tiene la clave dentro de la película.

Ricky Fitts es una persona lúcida, tímida y algo solitaria. Como ya habíamos señalado, vive una doble-vida: es dealer pero vive ocultándolo de su padre, y se somete su régimen de educación estricto.  Los conflictos que crean estas dos condiciones se ven desde su aparición en la película, pero el verdadero impacto de ese estilo de vida solamente llega a su punto más alto cuando se comenzamos a observar más la línea de su personaje. Es curioso, porque en la película se muestra qué tan terrible es su vida siendo la persona que aparenta ser, no como en el caso de los otros personajes. Vemos aquí dos personas diferentes: (1) la persona a la que podemos escuchar para tener una nueva perspectiva de las cosas y (2) la persona que simplemente acata órdenes y obedece la voluntad del otro.

Ricky es, obviamente la persona (1). Quienes escuchan o siguen a Ricky, sin embargo, no lo están escuchando realmente. Lester es el claro ejemplo de lo que señalo: Lester ve en Ricky libertad más que introspección o reflexión, es por eso que simplemente renuncia a su trabajo y comienza a fumar marihuana. Se compra el carro que siempre quiso, comienza a hacer ejercicio para atraer a Ángela. Lo que ha encontrado Lester dentro de la actitud de Ricky no es una manera de afrontar sus problemas, sino que se esconde de ellos detrás de una libertad desmedida, que no es más que una forma de seguir ciertos ideales fundados en relajamiento, hacer-todo-lo-que-deseo y nostalgia. Nostalgia porque desde que renuncia a su trabajo comienza a hacer absolutamente todo lo que quiso cuando era adolescente. Incluso vuelve al trabajo que él tenía cuando era joven: cajero en un restaurante de comida rápida. A través de la libertad (que no contempla cierta responsabilidad en contrapeso) quiere revivir ese tiempo que nunca va a volver. Mirar al pasado no es ninguna respuesta ante el tedio de la adultez. Solamente al final eso cambia, pero lo dejaremos para el último.

III.

(nothing but gratitude)

Hablamos mucho de identidad en el apartado anterior, y es que lo que queríamos subrayar aquí es el juego de las identidades y cómo es que nos condenan, tanto desde la posición del artista como la de los pequeños individuos. O sea, nosotros. Personas comunes y corrientes. En artículos anteriores ya habíamos señalado por qué hablamos de identidades, y cómo es que en realidad son un mecanismo de control dentro de la sociedad en la que vivimos, porque al fin y al cabo son cosas que no elegimos, sino que se nos son impuestas, y muchas veces somos x identidad antes que ser una persona. Entonces, la identidad es usada como sinónimo de una vida sin propósito o significado. Son placebos frente a las grandes cuestiones de nuestras vidas. Tratar de asumir una identidad es tan problemático como no tener ninguna. Incluso vivir una vida que no necesariamente está ya establecida, donde uno piensa que se construye a sí mismo, puede mantener a una persona dentro de un estado depresivo y ansioso. Entonces, ¿cómo evitamos todo esto? Podríamos dejar de obsesionarnos con la imagen de éxito (o lo que sea que perseguimos). Tal vez relajarnos, recurrir a la nostalgia. Hacer las cosas que siempre soñamos o deseamos, incluso cosas que luego nos harán sentir culpables. Dejar una obsesión de ese tipo (como un perro persiguiendo su propia cola, o como las obsesiones que nuestras identidades nos colocan en el camino) nos llevarán a nuevas obsesiones. Y estas se nos pueden salir de las manos o ser inapropiadas. La última promoción de poetas ha elegido esa vía en su escritura. Ser una isla antes de ser un archipiélago. La libertad desmedida, la pasividad, y otras alternativas que podrían ser tomadas como actos rebeldes o inteligentes son las que en realidad no significan nada en una sociedad donde la respuesta más fácil es esa. Estos actos están legitimados dentro de un sistema que ya no necesita un panóptico o un Gran Hermano para controlarnos, sino que somos nosotros mismos quienes nos observamos, y es a través de la identidad y la imagen (o la exposición) nos regulamos dentro de los moldes de lo establecido. El artista no incomoda: es predecible en su accionar. Ya sabemos que está muy ocupado emborrachándose o sintiéndose miserable como para que le importe lo que está en su alrededor. Desde esa subjetividad no hay mucho qué hacer. O qué decir.

En American Beauty, el mundo funciona de manera determinista, karmático. Es totalmente discutible pensar que la vida ya está determinada o que existe el karma. Considero que no es el espacio para hablar de ello, pero en algo en lo que puedo estar de acuerdo es que existe una sola cosa de la que podemos estar totalmente seguros, y eso es la muerte. Todos vamos a morir y no hay nada que podamos hacer al respecto. Y pueden ocurrir dos cosas: (1) en nuestros últimos minutos podemos arrepentirnos de cosas que nunca hicimos o dijimos, o (2) no tener siquiera tiempo para hacerlo. Ok, esto puede sonar deprimente, tanto como que nuestra existencia no tiene significado. Ser nihilista es una respuesta inteligente en cierta medida, pero es una respuesta que es tan provisora como las demás. Vamos, seamos sinceros, nadie puede vivir así por siempre. Si es una respuesta provisora ¿cuándo dejaremos de utilizarla frente a los problemas de nuestra época?. El posmodernismo tuvo una respuesta inteligente ante los problemas que dejó la modernidad, en principio, y eso fue la ironía. Porque dentro del arte y lo demás, la ironía sirve como arma de denuncia. Pero cuando nos encontramos incapaces de construir respuestas que escapen de lo irónico y deriven a lo cínico es cuando nos damos cuenta que hemos sido vencidos por la misma máquina que nos ha otorgado identidades a las que nos aferramos porque a pesar de ser infelices, no habría otra forma de vivir dentro de este mundo. La respuesta de American Beauty ante esa pasividad es tener un motivo, y al asumir ese motivo igual aceptamos que es totalmente falible. Pero eso significa tomar responsabilidad y ser consecuente con ella. Entonces, ¿cómo escapar del conflicto entre propósito e identidad desde el inicio de nuestras pequeñas vidas? Si es la identidad la que nos asigna éste, y al entender que ese propósito es tan vacío como muchos otros, ¿qué hacer? Ante lo finito de nuestra vida, ¿la muerte inevitable admite la posibilidad de encontrar esperanza? Aquí el film nos señala algo tan simple como contundente: la idea de la belleza como motivo. La belleza es tomada como casi cualquier cosa siempre que sea pequeña. ¿Que implica esto? Lester entiende esto poco antes de morir: por primera vez luego de salir del molde de su antigua personalidad, asume la responsabilidad de su libertad. Al ver a Ángela como es realmente (una chica insegura y vulnerable), también se da cuenta que la belleza (el motivo) que ha estado persiguiendo durante ese tiempo es vacío. Entre el papel de la catarsis: Lester añora el pasado (lo que fue su familia), y entiende que la belleza que ha buscado durante ese tiempo estaba frente a él, simplemente que todo el aburrimiento y sopor de su rutinaria vida de oficinista, y luego su tardió intento de emancipación, lo ha sesgado de las cosas que importan. Luego de eso está la muerte.

Lester no se encuentra en el estado (1) ni (2). Ha tenido una suerte de redención muy cristiana, pero nunca sabremos qué hubiera pasado si Lester no hubiera muerto ¿hubiera vuelto a fallar? Ese es el problema  de los “hubiera” y de los “tal vez si…”, si nosotros muriéramos mañana ¿qué cosas dejaríamos detrás de nosotros? ¿de qué nos arrepentiríamos? ¿acaso todo esto no hubiera valido la pena? Lester asume la muerte de esa manera, sus errores son eclipsados por las cosas que realmente amó en su vida.

En nuestra vida ¿La belleza detrás de las cosas son suficientes para otorgarnos algún propósito? Probablemente no, ¿pero acaso no encontramos alegría en ellas? Esas cosas pequeñas, aún cuando no tiene valor alguno y son solamente grandes para los individuos. Simple y genéricamente bellas, que expresan cosas que están fuera de nuestro control. Cosas en las que realmente creemos, cosas en las que fallamos, cosas que son objetivamente tristes o, simplemente, son. ¿Acaso eso no es algo?

Look closer. Necesitamos respuestas.