El año pasado la editorial argentina HD Ediciones publicó 13′-’19: un mixtape de poemas lo-fi, primero libro de poemas de Santiago Javier “OXI” Gómez. OXI es un poeta nacido y radicado en Punta Alta, un pueblo ubicado al sur de la provincia de Buenos Aires, Argentina. En este libro recoge poemas escritos entre el año 2013 y el 2019, por lo que podemos afirmar que es un sad boy antes de que a la mayoría de ustedes les saliera bigote. Mi idea para esta reseña es recomendarles una canción que pega con cada mood evocado en el libro, así que va a haber unos cuantos temazos que pueden clickear y escuchar mientras leen.

Pasar demasiado tiempo dentro de una máquina puede convertirte a vos mismo en una. Uno de sus versos dice “soy una ciudad de mierda en medio de la tierra de nadie”, y ahí no sabemos si la ciudad toma voz propia, o si el poeta se funde con ella. En este libro, OXI se tensiona entre tres paisajes muy particulares: el orden militar de Punta Alta; Bahía Blanca, una ciudad que siempre está al borde de la explosión debido al Polo Petroquímico que tiene casi al lado, y el colectivo línea 319, que recorre los 40km que separan las dos ciudades.

Transita una rutina repetitiva y asfixiante: despertar con resaca con el para nada relajante sonido de un desfile militar, viajar una hora en transporte público, trabajar durante diez horas en un laburo mal pago en una ciudad contaminada, volver a su pueblo, emborracharse para tener un estímulo. Así en un loop infinito, y, como dice Kako en al contratapa, en el camino recoge cosas que le permiten grabar de paso estos poemas lo-fi, textos que traen imágenes urbanas, que con sus versos generan un beat particular, y que se escuchan como a lo lejos, a cierta distancia de nosotrxs.

La máquina de cortar versos alguna vez tuvo corazón. Poemas como chejov, faroles del barrio chino y Emiliano, nos llevan a los momentos felices de OXI, en los que había de cualquier forma un miedo a que todo eso se pierda para siempre. Una suerte de nostalgia programada: el tiempo corre de forma vertiginosa y hay una conciencia plena de que toda felicidad va a terminar. Predominan los climas cálidos y las lluvias, que se parecen un poco al sonido ese de la grabadora vieja que hace como tsss en el fondo de los temas lo-fi, bah, no sé cómo se llama ¿ruido blanco? Me importa una mierda, ya saben a qué me refiero. El tema para celebrar estos momentos felices definitivamente es Santa María da Feira, de nuestro rey y señor Devendra Banhart:

Hay una constante búsqueda de algo que le haga sentirse vivo en medio de la rutina mecánica. Los veranos resucitan sus ganas de vagar por la ciudad, los inviernos liquidan su voluntad. El poema una camisa hawaiana rompe el gris general del libro y nos muestra un sueño de colores, que dura, por desgracia, demasiado poco. Los poemas de sábado por la noche, uno abriendo el libro y el otro en la mitad, muestran esta búsqueda de sentir algo, lo que sea, en el que una especie de anti héroe se emborracha, vomita, rompe cosas, y busca con desesperación algo del calor humano de un otrx. Cuando leo “la verdad/solo quiero que/me tires contra esta/persiana de metal/y me aprietes un rato”, mi mente salta de forma automática a la canción Yeah Right de Joji, un temón que si no lo escucharon la verdad how dare you:

Por último, destaco de forma breve la serie “bondi”: poemas escritos a partir de lo que ve mientras viaja en colectivo, incluso usando recortes de las cosas que pasajeros ebrios escriben con fibrón indeleble y correctores en los asientos. También, el poema a las estaciones de servicio: no hay oasis más hermoso para un baqueano borracho a las 3am que las luces chillonas y frías de una estación en la que pueda comprar un chocolate y un paquete de cigarrillos. Estos poemas me hacen pensar en “i need to be alone” de girl in red.

Es vital destacar la influencia del medio poético en el que OXI circula: Punta Alta ha sido cuna de las mejores bandas under de punk y grunge de la zona. De esta escena que fue furor en los ’90 hoy se desprende toda un estética que emula la maquinaria de guerra y los sonidos del rock pesado, representada sobre todo por Kako, ex integrante de la banda Puntaltumba, que hoy lleva adelante Villa Mora Editorial, editorial artesanal/banda de poesía-sonora-directo-de-la-cripta. Kako, además de escribir la contratapa, es sin duda el sonido/escuela de este primer libro de OXI. Punta Alta también es la tierra de otrxs grandes poetas argentinxs como Lucía Bianco, Ale Paiva y Melisa Depetris, escritores con estéticas súper distintas, pero que comparten paisajes, historias, imaginarios, y en algunos casos, el sonido de un tambor de guerra.

El libro de OXI es crudo, visceral en sus imágenes, salpicado de manera justa con gotas de ternura que cada tanto devuelven el calor a la máquina humana.Lo que más destaco de este poemario es lo bien que están logrados los ritmos de cada poema, que piden palmas y un beat de fondo que nos haga mover los piecitos. No es difícil sentir empatía por este personaje anti-heroico que solo busca sentir calor, si bien él intenta dejarnos en claro siempre que “nenx, yo no puedo enamorarme de ti, estoy vacío”. Mi nota para este libro es cuatro de cinco Vales.

Pueden conseguir el libro de OXI escribiendo a las redes de HD Ediciones. También pueden checar su blog: https://hobotechnic.blogspot.com/?m=1

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