Si hay algo bueno que sucedió gracias a la pandemia mundial es la prolifeación de libros de poesía auto-publicados que aparecieron en internet. En abril de este año, Victoria Mallorga publicó absolución, disponible para leer gratis en isuu.com. Es un libro diagramado por ella misma, con licencia Creative Commons, es decir, libre como el viento. Con poemarios como este podemos sacar en limpio dos cosas: a la hora de publicar, no necesitamos si o si de las grandes editoriales, ni tampoco las necesitamos para conseguir buenos libros que leer.

La plaqueta tiene dos dimensiones que hay que destacar de movida: la dimensión visual, que tiene una estética del corte fantasía web/Windows 98/welcome to the internet, y luego por supuesto la dimensión textual, en la que un paisaje denso se materializa de forma tan clara e intensa que podemos visualizar y hasta oler todo lo que describe. Voy a comenzar por las visuales porque me llamaron mucho la atención y me parecen representativas de todo este movimiento de poesía web que se está gestando de forma explosiva. Cada página del libro es a todo color, y se entrecruzan en ellas como collages imágenes naturales que aluden al poema con interfaces electrónicas como la de Google, la de una casilla de mail, el bloc de notas, el system 32, entre otras. Desde la tapa, unas mariposas azules saliendo de un televisor, tenemos este encuentro entre tecnología y naturaleza, que se mantiene de forma constante en el poemario. Primera cosa que deberíamos ir reconociendo: el libro en papel tendrá aura, pero nunca permitirá este tipo de texturas y colores. O sea, si podría, pero sería demasiado caro imprimirlos, las imprentas son prácticamente una mafia.

Luego tenemos los poemas. Como no soy para nada profesional en el oficio de la reseña, me mandé a leer el poemario de Victoria sin tener nada de idea de quién era. Sin embargo, hacer eso estuvo bueno, porque fue una total sorpresa googlearla después: durante todo el libro yo estaba súper convencida de que era una poeta chilena, hasta que el internet me dijo “no idiota, es de Lima”. Quiero explicar esto: la poesía peruana que consumí hasta el día de hoy tiene una energía pop explosiva fascinante que la amo y soy fan, la cual creo que este libro no está buscando. Al contrario, me hizo pensar en otra energía explosiva fascinante que también amo y soy fan: la conexión del poeta chileno con el paisaje natural, con la vibración de la tierra, las constantes alusiones a volcanes (si bien todo el tiempo hablaba del Vesubio, que no está en la Cordillera de los Andes sino en Europa, ya, no me molesten), los campos de amapolas, las flores. Los poemas de Victoria me hacían sentir que era como una hija perdida de Zurita que sabía usar el internet y que sería indudablemente más talentosa dentro de poco. Mientras la leía, por ahí me distraía mirando la ventana, y una bandada de pájaros se arremolinaban y se detenía en el techo de una iglesia. La conjunción de los poemas con esa visión me hacía decir: wao~

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Para cerrar evaluemos los dos lenguajes en conjunto: en este campo en particular cierto que están los mayores aciertos así como algunos desfasajes. En ocasiones no podía encontrar una relación entre el poema y el recurso de la imagen virtual. Yo, en particular, no soy muy devota de usar recursos solo porque están, aunque entiendo que un full-commitment con la estética del libro implicaba que todo tenga alguna dimensión “internetística”. Y tal vez no era porque sí, quizá yo no pude cazar ciertas conexiones. E incluso podemos pensar que si yo me quiero tatuar una jirafa en la frente, y alguien me pregunta, “eh Valeria, ¿qué significa esa jirafa en tu frente?” podría contestar “que quería tatuarme una jirafa en la frente, pedazo de imbécil”. Creo si Victoria o alguien me contestara esto para ciertos cruces en los que yo no encontré un sentido, le daría toda la razón.

Sin embargo, había momentos en donde la intersección imagen-poema me parecía lograda de una forma exquisita. Para mí esto pasa en el poema viii, un poema sobre la erupción del Vesubio: si bien cuando volcán erupciona básicamente asesina todo lo que está su paso, también fertiliza el suelo. Cubre la tierra de amor y casi se puede oler el azufre junto con las amapolas. Por detrás del poema vemos una foto de la lava, un vínculo evidente con el poema, pero a su vez, detrás del bloc de notas donde está escrito, hay una imagen de un buscaminas a medio jugar. Todavía el jugador no reventó ninguna bomba, pero sabemos que puede pasar pronto. Como un volcán inactivo puede decidir que le importa una mierda tu ciudad y reventar en de forma inesperada, en cualquier momento podes pisar una mina sin querer, y la superposición de imágenes con el poema genera un sentido maravilloso, el caos y el estrés encuentran la calma sobre los lagos que deja atrás el volcán. Me encanta. Soy fan.

El libro de Victoria fue, para mí, una caja de sorpresas. Desde los recursos audiovisuales, su lenguaje denso y aromático, y mi asunción equivocada de su nacionalidad que me hizo colocarla en una tradición distinta, dije “wao~” varias veces mientras lo leía. Los poemarios de mujeres jóvenes siempre me alegran el día, y la avanzada de la poesía de internet también lo hace. Considerando todo lo dicho, mi nota para esta plaqueta es 3.5 de 5 Vales.

FICHA TÉCNICA

Autor: Victoria Mallorga

Editorial: Edición digital autogestionada disponible aquí.

Fecha de Publicación: 16 de Abril de 2020

Breve Bio: Victoria Mallorga es una poeta peruana, animadora de la escena local a través de su participación en la revista y colectivo Verboser. Esta es su segunda publicación luego de su primer libro Albión, publicado el año pasado en Alastor.

Puntuación: 3.5/5

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