Voy a hablar de Fuego Cruzado, la novela que Pierre Herrera liberó el 20 de diciembre de 2020, y que si no bajaron todavía, la pueden encontrar acá.

Una novela que claramente devoré, porque, estando a una semana de su “estreno”, ya me encuentro con la necesidad de escribir algo sobre ella.

Y como Pierre se da la libertad de transitar de forma híbrida entre verso y prosa y ensayo y capítulos cortos que son poemas y juegan con cortes y repeticiones poéticas, voy a darme la misma libertad de escribir esto como me gusta escribir, y no pensando en algunas reglas que van detrás de las reseñas.

Esta es la lectura de una argentina que ama la literatura argentina pensando en voz alta sobre lo que un mexicano escribe sobre literatura argentina.

Y en un momento la reseña se vuelve un ensayo sobre literatura argentina y luego sobre literatura latinoamericana, y en el medio, es una gran excusa para hablar un poco de mí misma.

Tengo bastante para decir porque la novela me gustó muchísimo.

Así que sin mucho más preámbulo, ahí voy.

Primero: Silvina Ocampo en la portada

Siento que tengo que hacer un comentario, aunque sea breve, sobre la portada.

Porque ¿Cómo no voy a descargar una novela que tiene a Silvina Ocampo en la portada? Cómo no hacerlo después de una adolescencia entera identificándome con la hermana peor, la menos inteligente, la hermana fea. La hermana que tenían que perseguir todo el tiempo porque prefería jugar con las hijas de las empleadas o correr sola hasta encontrar un árbol desde el que espiar a las otras que se bañaban en el lago.

Cómo no hacerlo después de años de leer y releer la edición gigante de sus cuentos completos, insoportablemente incómoda para sostener, subrayada y marcada con banderitas de colores por todos lados.

Y en un punto pienso que Pierre elabora toda una teoría sobre la literatura argentina usando de base a Silvina. Si, también a Piglia, si, se nota que hay un montón de cosas más, otras lecturas, cruces, en fin, pero la primera extraña de nuestra literatura fue ella, y los finales que desequilibran toda la estructura del cuento son de ella, y el fluir en ese juego de palabras tiernas hasta toparte al final con un muro sólido e impenetrable que vuelve incomprensible todo lo que acabás de leer, eso lo hace ella. Y enseguida vamos a ver cómo esto se refleja en las postulaciones de Pierre sobre la literatura argentina.

Que él elija hacer esto me parece simplemente justicia. Que nosotrxs sigamos leyendo a Silvina como un simple ejemplo del cuento fantástico, o como la hermana menos talentosa de Victoria Ocampo, o como la esposa (un poco loca de celos) de Bioy Casares habla del enorme trabajo que necesitamos seguir haciendo para desterrar el machismo y el elitismo en la crítica literaria argentina.

Así que gracias Pierre por eso.

Segundo: la pregunta sobre el cómo narrar

El personaje de Clara le cuenta al narrador que la literatura argentina no existe. Dice que hay un enigma en un principio y la novela busca responder a esa pregunta central, pero de pronto unx se encuentra con que no hay respuesta, sino que todo fue un engaño. El final se diluye en un extraño y la pregunta se desvanece ante otra: la pregunta del cómo narrar.

Pienso que esto es absolutamente cierto.

Pierre examina esto en Piglia, mientras entrecruza sus reflexiones con narraciones de pequeñas historias ficticias sobre la historia mexicana.

Historias que claramente tuve que googlear si eran reales o no, porque para mí, la literatura siempre habla mejor de la historia que el propio discurso histórico, y, considerando nuestro contexto geográfico, me parecía perfectamente posible una guerrilla surfer

En fin, que Pierre elabora una teoría interesante sobre la literatura argentina y su pregunta constante del cómo narrar a partir de Piglia. Y eso está muy bien, considerando obras como Respiración artificial, y teniendo en cuenta que la pregunta del qué y el cómo contar la historia se convierte en obsesión para la literatura argentina luego de la última dictadura militar.

Pienso en la pregunta que hace Adorno acerca de si se puede hacer poesía después de Auschwitz, en la imposibilidad de los sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial para narrar su propia historia luego de contemplar el horror más grande conocido hasta ese momento.

Pienso en la mudez de mi propio abuelo, que fue prisionero de los ingleses en África. Mudez que solo se rompe cuando en el año ’82 el gobierno militar declara la guerra a los ingleses por las Islas Malvinas. Mi abuelo abre la boca y dice “no saben lo que son los ingleses”. Y luego se calla.

Pudimos resolver en la literatura el cómo narrar el genocidio que se cobra la vida de 30mil personas desaparecidas a manos del aparato militar argentino, que toma el gobierno por la fuerza en el año 1976 en el marco del Plan Cóndor, orquestado por Estados Unidos para eliminar el comunismo de América Latina. Lo hizo Charly García con la canción “Los dinosaurios”, lo hizo el propio Piglia, lo hicieron muchxs.

Pero una resolución no implica que esa obsesión por el narrar desaparezca. La lengua y los espacios oscurecidos por la historia siguen siendo el tema principal de cualquier novela argentina contemporánea.

Y es más interesante aún descubrir que la pregunta por cómo narrar, en realidad, es anterior a la dictadura.

Y creo que Pierre es consciente de eso, porque el narrador de su novela en un momento toma al azar un libro de su biblioteca. Y ese libro es Operación Masacre, de Rodolfo Walsh.

Por si lxs lectores de esta ensayo no lo sabían, la no ficción no la inventó Truman Capote con A sangre fría en 1966, sino Walsh con este libro que se publicó en 1957, acerca del pelotón de fusilamiento de José León Suárez durante el gobierno de facto autodenominado “Revolución Libertadora”.

(Mientras leo trazo un camino entre esta mención de Pierre sobre Operación Masacre, esta idea trabajada en esta novela, y la novela de no-ficción de María Moreno sobre Vicky Walsh, Oración, libro al que saltaba cuando detenía la lectura de Fuego Cruzado).

Entonces si literalmente tuvimos que inventar un género literario híbrido para poder narrar algo nuevo, tenemos que estar de acuerdo en que es cierto que el cómo escribir nos obsesiona más que lo que estamos escribiendo.

Así que Pierre lo sabe.

Tercero: cómo narrar México

Entonces a raíz de estas reflexiones Pierre escribe una novela completamente mexicana que también se obsesiona acerca del cómo narrar.

El narrador lee el diario y se encuentra con que Hernán, alguien con quien jugaba al fútbol en Morelia, su ciudad natal, fue asesinado probablemente en un ajuste de cuentas. Y Clara le pregunta por la historia que él no conoce del todo, y le pide que la escriba. Y él no quiere escribirla pero por supuesto la escribe.

Y viaja a Morelia y se entera de todo mientras lo narra en esos poemas preciosos que terminan por construir la novela entera, narra una historia que tiene que ver totalmente con una realidad mexicana, algo que a mí solo me llega de pasada, en algunas noticias, casi como un cuento de ficción.

Pero lo más interesante para mí fue esta imagen: una familia abrazada con miedo, el narrador y sus padres frente a algo oscuro y de muerte que roza de cerca.

Entonces pienso en otra historia de mi familia, en mi papá charlando en la UTN con compañeros de cursada. En mi papá metiéndose a buscar algo en el aula y en cómo ve por la ventana que los dos chicos con los que estaba hablando son arrastrados por la fuerza por dos militares que los llevan detenidos. En cómo nunca vuelve a verlos.

Entonces encuentro otro cruce.

Y pienso que la narrativa latinoamericana está conectada por ríos de sangre caudalosos que transitan una memoria traumática.

(¿Y quizá la poesía latinoamericana contemporánea se conecte a través del amor, los memes y el internet?)

Hasta en cómo construye el final de su novela Pierre vuelve al problema de la literatura argentina. Porque la historia de Hernán de repente se desecha y se abre la puerta de un libro perdido de una autora que colaboraba en Revista Sur, y de repente la novela torna en un devenir onírico a la mejor manera de César Aira volviéndose un documental acerca de una escritora perdida.

Y ahí me pregunto “¿Pierre, por qué tomaste esta decisión?” mientras el final me desencaja.

Entonces vuelvo a la portada y veo a Silvina Ocampo y digo “claro, el extraño”. Pienso en las palabras de Clara diciendo que el final anula la pregunta.

Así Pierre logra un cierre perfecto.

Cuarto: conclusiones

Narrar una parte de México mientras se narra una cotidianeidad propia y sensible, mezclando versos con prosa y reflexión crítica, entretejiendo una historia tan mexicana con la misma obsesión por el cómo narrar argentino me parece una de las hibridaciones más interesantes que leí hasta el momento.

Los encuentros entre reflexión teórica, la forma de la novela y la historia contada están pensados de una forma sumamente inteligente.

Otro salto literario que hago es a mí misma preparando en febrero el último final de mi carrera de Licenciatura en Letras, leyendo “La muerte de Artemio Cruz”. Compruebo que la literatura es la mejor forma de narrar la historia y quizá no sea algo solamente argentino la pregunta por el cómo.

Pienso que quizá nuestra literatura es robar de otrxs las mejores formas de narrarnos a nosotrxs mismxs.

Entonces si las novelas del boom se comieron a Joyce, Faulkner y a Virginia Woolf, por qué no podemos empezar a tomarnos entre nosotrxs para poder hablar mejor de nuestra historia.

Y Fuego Cruzado fue liberado con una licencia que permite hacer obras derivadas y reproducirla por cualquier lado, siempre que sea sin fines comerciales.

Así que me veo un poco tentada a robarle a Pierre esa forma tan dulce de contar mediante poemas una historia. Y si la leen les va a pasar a ustedes también, estoy segura.


Ficha Técnica:

Título: Fuego Cruzado

Autor: Pierre Herrera

Editorial: autopublicada y liberada en internet

Fecha de publicación: 20 de diciembre de 2020.

Sobre el autor:

Pierre Herrera es artista textual y editor de Broken English (brokenneglish.lol). Tuitea como @pierreherrera.

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