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Hey hola amigos, resucitamos la sección de #sub25push esta vez con invitados internacionales, desde Paraguay, publicamos 3 poemas de Iván Sosa
Poeta ante su almuerzo
Este puchero caliente en mi plato, que es
casi un espejo encontrando mi cara, que me
mira si le miro, y como yo tiembla contenido
ante la tarea de sofocar el hambre:
con su rostro de grasitas y vapores que
se impone apetitoso, aunque verane el día,
y tiembla y sala como mi misma gota de sudor, y
no es menos dionisio que yo entre locros y lacras.
Ay pucherito-espejito mío.
Quien más que yo sabe de tu agonía cuajada,
de tu gloria encebollada en olla quemada
que compila los aromas de la infancia
y reduce a un caldo el drama del asfalto.
Y este pedazo de mandioca
junto a mi plato de puchero, que
ahora mismito se parece a mi país,
hecho puré entre mis dientes:
blanco tirando al gris pálido,
lánguido, y sin más esperanza
que ser morfado a la que se crio
e ir a parar a la cloaca.
Ay mandioquita y paisecito míos,
yo solo sé que lo sé todo.
Más: que todos saben todo.
Pero saber, comer y decir
son cosas distintas.
Crónica lunar
Todas las noches le crecía un pedazo de luna
justo al costado, abajito del hombro.
Y todos los días, con apuro dogmático
le regalaba ese pedacito de luna.
Le decía en esas ocasiones
no te preocupes, que siempre hay
en cada seis en punto y mate,
algún otro frangmento o cachito de luna.
Entonces se coleccionaban pedazos.
Unos ardían rodeados en gris,
otros huecaban como quesos, esos pedazos.
Pero nadie se imaginó lo que vendría.
Un día no amaneció una sola arenilla
y esperó hasta las siete y café,
pero el pedazo diario nada que crecía,
esperó esperó y nada de gris ni queso.
Esa mañana le habló del perdón y la culpa.
Le habló de la noche que queda corta,
de su peso que es oscuro y de lo sacrificado
de sacarse la oscuridad de encima.
Le respondió que calma. Que ya había notado por
esas noches: la luna se encontraba ligeramente mutilada.
Y calma, que nadie merece tirar para atrás la nuca
y ver cerca de trecientas mil millones de estrellas
tan solas.
autorretrato, siglo XXI
se asegura antes del disparo:
que la luz no le corte la luz, el
pulso insufrible de peso o de nervios,
el fondo (si difuso si limpio) sujeta
la pantalla que no es espejo pero
guarda el rostro hermoso, limpio sí
no hay pliegues no hay acné, nunca
hubo nada ni nadie más que pantalla.
y ahí está es ahora que sí, que va
a disparar, sabe, tiene certeza; cual
es el perfil y la altura, el lado preciso
en que debe forzar la sonrisa, el diente
ese que no debe salir, la ceja
esa que debe peinar o la escena,
la de atrás que no ha de aparecer.
el pulgar erecto está presto:
reniega del contexto este en el
que el sol le pega la cara, sufre
poros abiertos a rociar el aire, pero
no hay mosca no hay ronquido de moto
que capture el obturador; su rigor
no es fiel pero su rigor es preciso:
la foto sale movida.
entonces la repetición es la única
religión posible, irrenunciable. puesto que
(1) lo posible ha sido abolido: un retrato es
el estado último de las imposibilidades ya
que es un paréntesis de todo lo posible; y
(2) la renuncia ha sido abolida: renunciar
a todas las posibilidades es optar lo único,
elegir lo impar es la renuncia por excelencia.
ensaya entonces la ceremonia. antes era
solo un indicio cursi (el narcicismo) y
ahora, acá, en la mano sujeta su rostro con
convicción ideológico-política; su rostro
que no es el mismo pero es igual y, ahora,
acá, es la tensión del botón táctil que
tiembla porque conoce el dedo amenazante
casi furioso por fugas de la pose perfecta.
reduce el tiempo en su mano y ahora su mano
es el tiempo, lo único real antes de la hora
en que todo momento es un píxel arraigado
repleto de segundos que se esparcieron en
el espacio del cuadro hasta llenar la imagen
comprimida en sí misma a la manera de
un flash que se pierde en el puro sol.
todo tiempo ha muerto: hay selfie pero no wifi.
Iván Sosa [1996] es oriundo de Ciudad del Este (Paraguay), estudiante del primer año de la carrera de Letras de la Facultad de Filosofía, de la Universidad Nacional del Este (UNE). Se decepcionó de un par de talleres y los abandonó. Participó de la Tercera Residencia de Jóvenes Poetas en el 27 Festival Internacional de Poesía de Rosario.