La poesía peruana a través de estos últimos años nos ha llegado a sorprender  no solamente por la escena tan variada que tiene la poesía joven en la actualidad sino también, de sus poetas ya consagrados. En este caso, Rafael Espinosa (un poeta que generacionalmente pertenecería a los 90s, aunque el estigma de lo generacional se rompe con él), ha llegado con su nuevo libro para explicar mejor ello.

18157893_10213001448701048_6332515368386663080_n

La imagen puede contener: textoEl vaquero sin agua en la cantimplora es un libro que se acopla mucho a lo que más de una vez el escritor está condenado a hacer, retratar su realidad o mejor dicho, refractarla. A medida que se va leyendo el libro se puede hallar con los clásicos poemas que bien pueden ser una marca del estilo antes de los 2010s, esto es un barroco que deambula por lenguajes y situaciones coloquiales.

 

Hay poemas como ‘Mapa de líneas’ o ‘No acepto’ que representan bien el mundo que pasa día a día delante de los ojos de una persona ajena a él, y que sin embargo está sentenciado a vivirlo. Cabe destacar que la mayoría de los poemas guarda  una fuerte influencia estadounidense (la veta de Spicer)  fuera, claro, de la observación del estilo.

 

Este libro también se puede definir como una serie de opiniones dentro de temas que van más allá del mismo poema, como ‘Los nenúfares de Monet’ que dan la idea del ser peruano tratado desde el mismo “yo”  o ‘Agricultura de terraza’ que más nos da una idea del recuerdo de una forma subjetiva y que alimenta con una ternura mesurada el lenguaje del poema.

 

La propuesta de Rafael Espinoza se vuelve interesante como una sucesión de un constumbrismo post-humanidad, es decir el vistazo de un microscopio a una realidad que de una visión tan cercana, se nos hace imposible.

jo

Rafael Espinosa publicó, Aves de la ciudad y alrededores (2008), Amados transformadores de corriente (2010), Los hombres rana (2012), Hoyo 13: Novela barrial (2013) y El portapliegos.

Compartir
Facebook
Twitter