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STICKERS
Es como una luz que va apareciendo
alrededor de una casa marchita e inhabitable.
Es la luna marcando
los recuerdos de un viaje al espacio
desde aquel lanzador de Oregón.
Es el mediodía después de la noche
cortando sus labios con tiza caliente.
Son las estaciones del año
imaginándose en el otro.
Cruzando un arco buscaba amor
y ahí encontré mis huesos rotos
mis ojos eran ya de los insectos
y de mi boca salía cenizas y carbono.
Buscaba amor en los ojos de mi perro
y su lengua suave que lavó mi rostro me dijo:
“ve y busca en otro lado”.
Tomé una de las calles que llevaban su nombre
y dentro de una bolsa de dormir encontré su foto.
Tenía los ojos de mago
y su cabello le llegaba hasta las ramas.
Entonces colgaba su risa
como una estrella
de altas antenas telefónicas.
Era una mariposa de energía eléctrica
que llevaba en su trompa leche y psilocibina.
Súbitamente vi al sol
que estaba pegado
como un sticker sobre su boca.
Un anuncio por la radio decía
que estaba próxima a establecerse
la hegemonía de las aves.
La velocidad de una guerra homotérmica
estaba al servicio del fuego por el fuego.
El rumor del mar acariciado
en mitad de un espectáculo terrestre
era la quema de los castillos
simulando ser danza y sacrificio.
Ruego a los sonidos que me surgen ahora
que la vida sea un disturbio incontrolable.
Que sea carne y su rostro advierta
del peligro que se cierne
sobre el paso del tiempo.
Que los precipicios sean el comienzo
de las manifestaciones.
Porque para hallar el amor
me pregunté si no será necesario
construir una alta esfera
que destruya la imagen de sí misma
y que a su vez sea en ella
el color la muerte y la fiesta.
BLACK HEART PROCESSION
Hay muchas maneras de llenar un vacío.
Uno debe primero agolpar las
coordenadas donde nació el animal.
Se debe ser consciente
de los perfumes que avivan la nostalgia,
de las constelaciones
que forman el olor de las cosas.
Uno debe llenar un vacío
sabiendo que puede ser absorbido
por su magnitud.
Por su vórtice de fuego insaciable.
El vacío es como los ojos de un perro
que entiende las palabras,
y que luego las entierra
como un hueso en el jardín
de su corazón oculto.
Podrías llenar un vacío con todos
los pensamientos de un hombre enfermo.
O con sonidos que vengan de lejos,
de afuera, con el sonido
de los vientos que balancean las casas.
Puedes llenar un vacío
con canciones de Madrugada,
Three Mile Pilot, Black Heart Procession.
Con un solo de trompeta
o el humo de los cirios que provocan la ceguera.
Hoy por la mañana, por ejemplo,
un vacío como un recuerdo andaba por las
campanas de la vereda.
A pocos metros de mí,
un globo que estaba lleno con aliento
de palabras que siempre se dicen,
explotó y me dio en la cara.
Se generó así otro vacío.
Y debo llenarlo con el azul de mi orquesta.
Con el movimiento de los días suaves.
Con los arcos del tiempo.
Con la suavidad de otros cabellos.
Porque un vacío puede llenarse de muchas formas,
y de muchas formas,
puede que ese vacío nunca sea llenado.
CIBERNÉTICA MOLECULAR
un dios de otras montañas
me despertó de un sueño profundo
(cada 4000 años sucede lo mismo)
y aquel día fui devuelto a las orillas
de una noche inmensa
dónde era perfecto el delirio
que aquel sol ocasionaba entre sus aguas
mi nombre lo heredé
de una colección de astronautas
practicantes de jardinería molecular
pioneros en sembrar plantas sobre la luna
fueron hijos de su tiempo
y sus corazones burlaban la gravedad
como señal de luces y de vida
mis ojos son la medida
de un secreto escrito para la posteridad
el sonido y la distancia saltan sobre nosotros
y pequeñas ranitas de barro se cuelgan
de tus ojos para cruzar la avenida
tengo una breve vocación
que va hacia la corriente de los ríos más cercanos
porque cada 4000 años sucede que estoy sentado
en una pirámide que es el mundo
observando a través de una ventana de hielo
y tú me ves perfectamente
y sabes que de mi cabeza
nace un árbol que ríe con la música
porque la historia es cíclica o es lineal o musical
y dios quiere chicha de jora
para aderezar su testamento
quiere su radio santa mónica
para ponerse los audífonos en el pecho
y dar vueltas en bicicleta
un día que sea domingo o feriado
porque estamos hechos de tierra pura
como estrellas que partieron de casa
y que no saben despedirse
sin antes guardar sus ojos en la nevera
porque este frío es una sala de hospital
extinto desde el comienzo de la última serenata
el espacio tiene un lugar para todos
el ciber-espacio tiene un
e s p a c i o digital para todos
es un lugar adornado con logaritmos
y raíces cuadradas y cúbicas y triangulares
es la O que se ve en la boca
de la luna cada vez que bosteza
ahí en el ciber-espacio
están los besos labiales y dentilabiales que diste
ropas húmedas frente al computador
momentos líquidos de aire comprimido
sexualmente mineralizados
que suenan como una canción así
qué bonitos ojos/
qué bonitos labios/
qué bonito cuerpo cómo me encanta/
qué bonitos ojos/
qué bonitos labios/
qué bonito cuerpo cómo me encanta/
como yo te quiero a ti solita/*
y presientes que el amor no está
en todas las cosas que hemos dejado atrás
sino en aquello que conservamos
como carta de letras ilegibles
runas con caligrafías encriptadas
que hablan de razones imperdonables
en el ciber-espacio
está ese que ya no somos
y nuestros corazones son como la noche
que siempre está delante y detrás nuestro
dios me despertó de un sueño profundo
para decirme que baile en un solo pie
para que haga un aspa de energía eólica
para que te quiera de verdad
y para que seas un souvenir
que adorne las veredas de mi casa
el ciber-espacio tiene lugar para las mentiras
y ahí pueden crecer los peces
hasta convertirse en seres mitológicos
en redes sociales que nos dan cariño
en mensajes de texto que digan
cholita no me dejes que hace frío
cholita ven pa’ mi casa
que te voy a cocinar lo que tú más quieras
pero no me dejes así cholita
no ahora que el internet es tan aburrido
y que la lluvia me moja sin ningún temor.
*Qué linda flor – Silverio Urbina
BIOGRAFÍA: Luis Gerónimo Paredes Robles (Cusco, 1988) No he publicado ningún libro, fanzine, videopoema. Nunca.