NEVERMIND

 

Hace unas horas se ha dado a conocer el veredicto de la edición más reciente del Premio Watanabe, y la encantadora sorpresa es la victoria de Valeria Román Marroquín, quien forma parte del catálogo de esta editorial y principalmente es una gran amiga.

  • Lo cual no significa que escribiré todo esto desde la amistad, obviamente estoy contento por este reconocimiento a Valeria pero trataré de ser lo más sensato posible-

Pues bien, Matrioska, el poemario ganador (al que he podido leer desde sus primeros bocetos hace unos meses y en su forma final hace unos días) es una versión redonda de la propuesta de Román en Feelback. Estos se componen por tres capítulos de poemas-río que nuevamente, hablan desde un personaje  sentimental. Personalmente me alegra que Román haya retornado a una propuesta mucho más emparentada con su primer libro desde la cual,  desde mi muy personal gusto / opinión , puede elaborar con mayor precisión los elementos de su poesía que mejor le sirven: el uso de un ritmo marcado y pegajoso (algo así como un coro de guitarras de un pop suave pero que te hace al mismo tiempo sentir que estás dentro de un tipo de sueño / realidad alternativa) unas imágenes concisas pero contundentes, y en general versos sin demasiadas florituras para funcionar.

Y ya, tampoco he dejado de pensar lo que escribía hace una semana sobre los premios de literatura en el Perú, debido a que una de las personas que publicó en esta editorial, ganó. El premio a Matrioska es una rareza, una saludable rareza. Pero debo ser justo. Matrioska es un poemario más seguro que Feelback y uno en el que Román ajusta su propuesta hacia lo canónicamente literario. Sin, por supuesto, que esto signifique que su propuesta pierda las características que la vuelven una integrante de esa camada de autores mayoritariamente nacidos en los 90s. Entrar a un premio es competir y Román afinó ligeramente sus instrumentos. Y ganó.

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Un premio a su vez, tiene un peso mayor a la de dar una cantidad de dinero y felicitar a alguien, y un premio como el Watanabe con el prestigio que tiene hace décadas, aún más. Recuerdo que hace un año y medio, yo y Valeria estábamos sentados en el jardín de Tubos detrás de la Facultad de Letras de San Marcos. Ese día nos habíamos reunido para avanzar la edición de su primer libro y discutir algunos ajustes que le realizábamos. En ese tiempo Feelback tenía otro nombre (Pantone 70 creeeeeeo) y algunos poemas que no llegaron a la versión final. En ese momento le propuse a Valeria inaugurar con su libro la colección de Poesía joven, y la editorial entera. Mi razón era que ella podía ser la primera poeta reconocida de una escena subterránea e ignorada por prácticamente todos los lectores de literatura peruana, a la vez de increíblemente emocionante y arriesgada al lado de lo que mayoritariamente, gana premios.

“Feelback debe ser como el primer hit de una generación que está oculta. Como cuando Nirvana sacó Nervermind y todos los músicos grunge se hicieron visibles de pronto”

Claro, Feelback, en los términos de una editorial pequeña, se vendió bien pero estuvo muy lejos de ser un “hit” al igual que el resto de nuestros libros publicados. Estuvo lejos de ser leído por un público considerablemente grande. Pero al parecer, ese Nevermind, finalmente ha llegado a Román. Y más que felicitarla, en el fondo todos los poetas que hemos nacido de los 90s en adelante o que hemos decidido realizar una escritura fuera del buen poema, debemos agradecerle.

Agradecerle porque esta es una oportunidad como nunca tuvo su generación (a la cual pertenezco) para gozar de la visibilidad y los lectores que merecen. Muy probablemente en estas semanas muchas personas se animarán a leer por primera vez al premio Watanabe más joven de la historia y compren Feelback. O relean Feelback más detenidamente. Y luego piensen que tal vez ella no existe sola. Que es un síntoma de algo más grande. Que libros como Norcorea, de Kevin Castro, Hablemos de mí mientras las hormigas devoran el sol de J Estiven Medina o Starfuckers de Jorge Castillo son también  muy buena literatura. Que existen proyectos que vienen difundiendo esa literatura como la revista Mutantres, el portal Verboser o esta página web que merecen aparecer en sus titulares de Facebook.

Me alegra que esto suceda en estos días en los cuales tuvimos que bannear a varias cuentas fakes del fanpage que nos spameaban todo lo que publicábamos. Es probable que otra cuenta fake pondrá alguna cosa en esta publicación. Pues bien, sepan que este es solo el primer aviso de una poeta y una generación que es hasta ahora un secreto. Una conformada por aquellos llamados “los hipsters, los pops, los de los filtros de instagram y más que nada, los sentimentalitos” “Poetas solipsistas que viven en burbujas” “Poetas de espaldas a la realidad” Esto es lo que ninguno de nuestros haters se esperaba, pero lo que todo el mundo estaba esperando.

Matrioska es Nevermind.

El 2018 es lo “sentimentalito”.

 

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