Mike Mills: oda a la imperfección

El siguiente artículo es una colaboración de parte de Nicole Copello, miembro del grupo de colaboradores de la web de Sub25

 

Siempre me ha gustado ojear los dvd’s cuando visito el cuarto de alguien. Me siento un toque anciana diciendo eso ya que nadie compra películas hoy en día, pero hasta hace un tiempito era común encontrar pequeñas joyas cinemáticas (para todos los gustos), desparramadas en el escritorio o escondidas en la esquina. A veces sólo eran compras recientes sin particular importancia, pero otras veces resultaban ser la selección especial que la persona cuyo cuarto invadía guardaba.

Hace seis años hice esto en el cuarto de una tía y encontré “Beginners”. Jamás había escuchado de esta película pero tenía una portada bonita y buen elenco –Ewan McGregor, Melanié Laurent (crush instantáneo desde “Bastardos sin gloria”) y Christopher Plummer–, así que la pedí prestada. Sí, esta introducción parece conducir a una linda historia de conexión con mi tía por haberme introducido a lo que sería una de mis películas favoritas, pero no, mi tía ni sabía que la tenía. Pero por alguna razón esa expectativa romántica de descifrar un poco más de la personalidad de una persona a partir de los dvd’s que tiene me remite al estilo del director de “Beginners”, Mike Mills, y tal vez a su forma de manejar las expectativas.

Mike Mills tiene una filmografía corta: “Thumbsucker” (2005), “Beginners” (2011) y “20th Century Women” (2016). De hecho empezó su carrera en 1999 como diseñador gráfico y director de videoclips, trabajando con artistas como Air, Moby, Beastie Boys, y diseñadores de moda como Marc Jacobs. Quiero darle más atención a su trabajo en el cine, donde con el tiempo exploró en sus experiencias personales como aporte al proceso creativo, tanto del guion como en la dirección de sus películas.

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Fue recién en el 2005 que escribió y dirigió su primer largometraje, “Thumbsucker”, que cuenta la historia de Justin Cobb, un chico de 17 años que lucha con su problema de chuparse el dedo y las formas cómo lidia con esto. El humor, la incomodidad propia de la adolescencia y el montaje de ciertas secuencias recuerda un poco a las primeras películas de Wes Anderson (“Rushmore”) y especialmente Noah Baumbach (“The Squid and the Whale”), esbozando los trazos más reconocibles del cine “indie” norteamericano.

Con Baumbach comparte la temática que luego se volvería central en la filmografía de Mike Mills: la familia. Si bien en “Thumbsucker” el protagonista es Justin y la historia gira alrededor de él y sus problemas, sus padres no son relegados a un segundo plano irrelevante como lo harían otros dramas juveniles. Su padre vive frustrado tras abandonar una carrera profesional en el fútbol por una lesión, mientras que su madre escapa de la realidad adorando platónicamente a un actor de telenovela. Incluso es ella quien enuncia ese principio que parece estar prácticamente implícito en la dinámica familiar de los Cobb:

“Todos somos adictos a algo. Tal vez a una idea de nuestras vidas, tal vez alguna idea de éxito o fracaso. incomodidad propia de la adolescencia lidad es la primera instancia en la que Mills explora las dinede sus peldimensionales con Hasta está la idea de que una vez que tienes una familia, no volverás a sentirte solo de nuevo”.

En “Thumbsucker”, Justin menciona que se refiere a sus padres por sus nombres porque “papá” y “mamá” los hace sentir viejos. Esta angustia que tienen los adultos en la historia frente a su propia mortalidad es la primera instancia en la que Mills explora este tema junto con el carácter irrefrenable de la vejez, el cual sería profundizado posteriormente en “Beginners”. “Thumbsucker” es una inusual historia “coming-of-age” donde el proceso de maduración y aceptación de Jamie obliga también a sus padres a lidiar con sus propios temores.

Sin embargo, es con “Beginners” que Mills expone su vulnerabilidad al tope. “Beginners” es una cinta semi-autobiográfica que relata la historia de su padre, quien confesó su homosexualidad a los 75 años tras la muerte de su esposa, con quien estuvo casado durante 44 años. Cinco años después de salir del clóset –durante los cuales estuvo activo en la comunidad LGTB de Los Angeles– murió de cáncer al pulmón. La película está construida en base a flashbacks desde la perspectiva de Oliver (papel representativo de Mills) tras la muerte de su padre, al mismo tiempo que inicia una relación romántica con una actriz. Christopher Plummer, quien interpreta al padre de Oliver, ganó el Oscar por mejor actor de reparto en el 2012. La estructura misma de la película es un amalgama de emociones y reflexión sobre la vida, la muerte y el amor.

Mills se ha referido a la realización de “Beginners” como una especie de luto paralelo, considerando que la muerte de su padre fue en el 2004. “Hay mucho de mí intentando recordar a mi papá, de hacer un retrato suyo”, dice Mills. La estructura narrativa es fiel a esta confusión respecto a la retrospección como recuerdo subjetivo en contraste a los hechos mismos, y esto se traduce en la secuencia inicial en la que Oliver recuerda el momento en que su padre reveló su homosexualidad.

Esta secuencia es genial; Mills aprovecha recursos cinematográficos para expresar esta sensación de reconstrucción subjetiva de la memoria y lo hace con un estilo muy personal (además de servir como una gran introducción de Hal, su padre). Me gusta mucho cómo el montaje pendular ayuda a contrastar la vitalidad de Hal frente a la muerte y el adormecimiento de Oliver en la vida, y cómo Oliver “despierta” de cierta forma al conocer a una chica que habla a través de un cuadernillo. Mills, de cierta forma, reconstruye sus recuerdos en esta emotiva película para conciliar el vacío y la incertidumbre a partir de los últimos momentos con su padre.

Cinco años después, Mills escribe y dirige “20th Century Women”, una película que ganó un poco más de atención mediática y que recibió una nominación al Oscar por mejor guion original. Mills se traslada al sur de California en los 70s –lugar donde creció– y presenta a Dorothea, una madre soltera que busca la ayuda de dos mujeres para criar a su hijo Jamie, de 15 años: Abbie, una fotógrafa que alquila un cuarto en su casa; y Julie, la chica de 17 años de quien Jamie se enamora platónicamente. En un guion que tomó tres años hacer, Mike Mills exploró varias dimensiones de mujeres distintas y los contextos que las formaron, resultando en “una carta de amor a todas las mujeres que me criaron”.

Si “Beginners” fue una reflexión sobre su padre, “20th Century Women” sigue la línea semi-autobiográfica e indaga en el icónico personaje que fue su madre, así como las mujeres que tuvieron un gran impacto en su vida (el personaje de Abbie fue modelado a partir de su hermana mayor). Mills señala que, a pesar de que sus guiones aparenten un gran conocimiento de sus padres, ambos eran un gran misterio para él. “Mi papá nunca estuvo presente en mi casa. No nos conectábamos (…) Creo que la gente que nació en los años 20 es muy reservada y mi mamá era muy juguetona, muy irónica y muy iconoclasta”, dice Mills en una entrevista.

Además de la familia y lo semi-autobiográfico, hay otro elemento que conecta estas dos películas: el contexto histórico. Mills crea montajes en ambas películas que contextualizan a los personajes en una temporalidad definida por la cultura popular y la mentalidad de la época. Este recurso es utilizado en “Beginners” para contrastar la época en la que sus padres se casaron –y la percepción retrógrada frente a la homosexualidad– con el presente, y luego es explotado en “20th Century Women”. El título mismo revela que el tema generacional es crucial, especialmente en la comprensión íntegra de los personajes. Mills ha expresado su interés en cómo las narrativas culturales, dadas por la música, libros o películas, ayudan a entender nuestras historias y emociones, y creo que “20th Century Women” logra esto a la perfección.

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Los personajes que Mike Mills crea se sienten particularmente humanos porque no son perfectos. En lugar de caricaturas unidimensionales con principios fijos y personalidades uniformes, tenemos personajes complejos con la libertad de ser contradictorios. Y eso es lo que me gusta tanto de sus películas: Mills no tiene miedo de externalizar ansiedades y cuestionamientos propios mediante sus personajes, sino expone su propia vulnerabilidad, estudia a las personas en su vida que lo han ayudado a ser quien es y los sitúa en un contexto que colabore a entenderlos cada vez más. No ve la vida como un conjunto de epifanías que el cine popular intenta espectaculizar, sino que encuentra vida en las pequeñas cosas de la vida.

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