Un panorama ambicioso de la poesía latinoamericana

Un panorama ambicioso de la poesía latinoamericana

Las cosas no son estáticas, señor presidente de la república. Todo cambia, pero en cierto modo algunas cosas permanecen. Es un poco arriesgado delinear un mapa en la literatura que aún es una nebulosa de planetas // es difícil intentar identificar a los cabecillas de la marcha cuando aún está ardiendo los tanques en la calle. Este artículo intenta a grandes rasgos, hablar sobre las cosas que pasan ahora en la poesía latinoamericana, las cosas que mejor nos parecen y, claro, las cosas que nos gustan.

Artic Monkeys (Lat-lit)

(Augusto Sonrics actualizando el indie al siglo XXX)

Pues ya los hemos revisado hace poco. Son muchísimos y aparecen por todos lados, hay una gran cantidad que son inéditos y riegan sus creaciones gratis en tumblrs o en pdfs que pasan de inbox a inbox. Hay grandes voces y una innovación superior a la que se vivió en los Estados Unidos. ¿Por qué? Hay una tradición más rica, hay una ambición y vocación experimental superior. Probablemente en un par de años será caduco decir lat lit, por el hecho de que, al igual que el término new wave en la música ochentera, los caminos en que se diversificarán las propuestas de sus integrantes serán tan distintas que ya serán algo totalmente nuevo. Lo cual es genial, por cierto.

Si es que tuviera que mencionar integrantes, además de los ya mencionados antes, añadiría a Didier Castro y Daniela Prado de Colombia, así como a la venezolana Pamela Rahn; por citar a algunos países que no tocamos en el post anterior sobre la Lat Lit.

 

Optativa: elaboración de entradas de Wikipedia sobre teoría literaria

quiero apagarme como una luz de color en un árbol de navidad
organizaré un concurso abierto a todo público
para ver quién de nosotros tiene menos futuro
llevo trescientos años buscando una bonita frase
para incluir en mi obituario
televisor en blanco y negro de mi corazón
espero la señal correcta para salir corriendo de esta vida
sin haber pagado la cuenta
la fobia más grande y peligrosa es no tener ningún miedo irracional
a estas alturas la alergia a las metáforas ya debería ser algo
reconocido y registrado en wikipedia
pensemos en gente como yo
no entiendo el significado de la palabra antes

(Augusto Sonrics, tomado del blog la estrella asesina de Peter Pan)

 

Empire of the Sun (Verástegui´s Childrens)

(Héctor y Enrique elevándose al nirvana.)

La publicación el 2013 del Splendor, la enorme tetralogía de mil páginas de Enrique Verástegui, es un hito y a la vez el homenaje definitivo con la cual una generación honra a su padre. David Meza, Héctor Hernández Montecinos, Yax Kin Melchy, Gerardo Grande, Kreit Vargas; etc. le deben muchísimo a Verástegui que viene a ser su padre estético y espiritual. Con libros gigantescos y de largo aliento, la red de los poetas salvajes (movimiento al que pertenecieron algunos de los antes mencionados) fue el germen de una poesía en contra de los géneros literarios y que acabó por influenciar a la poesía joven de todo el continente, testimonio de eso es la densidad imaginativa en el venezolano Jesus Montoya, la ferocidad de la poesía de Crhistian Bafomec o la belleza terrorista de los poemas de Yhan Koronel, estos dos últimos peruanos. Los autores recopilados en Halo, la antología de HH sobre poesía joven chilena, también es testimonio de esta influencia; la cual es notoria en Maximiliano Andrade o Daniel Olcay, por mencionar a algunos.

Sin duda alguna esta propuesta estética es la más revolucionaria, contraria al sistema y novedosa. Mística, voluptuosa e híbrida, la razón además que hace de Enrique Verástegui el poeta -de lenguaje español- que más tiene para dar a esta generación. Como dice Yax Kin en entrevista a Mutantres, se trata de un rechazo al país de las instituciones, sus instituciones fuertes, incluyendo la izquierda, y una de esas instituciones es el libro.

A Lorena

Al otro lado de la ventana hay un jardín. El pasto es rojo. En el centro hay una fuente de petróleo. Un ángel de plastilina se sienta a su lado y cuando se ríe tira sus ojos. Un pajarito de alas de arena se va desvaneciendo en vuelo sobre un árbol. El árbol es un monstruo de concreto. Las hojas son cristales. Cuando es otoño y el sol se vuelve un círculo de mármol, losniños corren con sus manitas de madera y patean una pelota que se llama mundo. El pasto sigue envejeciendo hasta parecer una nube de pintura roja. Decido salir y hundir cada uno de mis miembros en el soto plástico. Lo respiro y mis pulmones en tinta se anegan. Me levanto y bailo con el ángel ciego. Su cadera se me entierra entre las uñas, pero seguimos bailando, mordiéndonos y escuchando las olas de cal que nos lanzan lunas como paletas, y seguimos bailando y mordiéndonos la cara con un hambre de mercado, en círculos perfectos para la mirada insana de las monjas que mastican y devoran sus dientes de gis. De pronto el mundo se detiene bajo nuestro baile y caemos a la fuente de petróleo, pero seguimos bailando y mordiéndonos la cara como una manzana de hule. Un ardiente caballo de vidrio congela el tiempo y nos mira las piernas, nosotros miramos sus crines que se extienden como el ocaso y seguimos bailando a la sombra cadavérica del cielo. Salimos de la fuente y besamos la mejilla de la realidad. El ángel se quita una pluma, con ella me peina el cabello, no espera respuesta, se va. Y el horizonte nos cae como lluvia, preguntas y colores. El árbol queda quieto y nos deshace la nostalgia. Los niños de caoba toman un puñado de pasto, lo tienden sobre su mirada. La ventana se vuelve un ojo y deja caer su párpado, destroza tus manos, lector, y te sangra el alma proletaria. La fuente se desborda, toca mis tobillos. La pelota flota y me sueña como una loca que escribe y danza sobre un muro. Yo también quedo quieta y veo cómo una mariposa se posa, líquida, sobre mis manos.

(David Meza)

 

Radiohead (o el Lenguaje Científico)

(Jerónimo y su bandada de palomas cibernéticas)

El año pasado la publicación del libro Al Norte de Los ríos del futuro, por el poeta peruano Jerónimo Pimentel fue aclamada unánimemente por la crítica como un hito en la poesía peruana. Y lo fue. Considerando el desierto que es la poesía peruana desde los años 80s, el libro de Pimentel fue algo así como el monolito negro que cae al inicio de 2001:Odisea en el espacio. Si bien poetas como Enrique Verástegui ya había adoptado el lenguaje científico a sus poemas en los 70s, la manera de Pimentel no es voluptuosa, sino fría y brutal, cruel. Es como un concierto de Bauhaus arrastrando cadenas. Metálico y cerebral.

Es en esos términos que podemos delinear esta propuesta: experimentación del lenguaje científico en la poesía. Pimentel, quien tiene una larga trayectoria como poeta y novelista, incorpora estas características en sus dos últimos libros, el ya mencionado Al Norte… y el desapercibido La Forma de los hombres que vendrán que publicó bajo el seudónimo de Matías P. Delgado.

En Ecuador Juan José Rodinás ya experimentó de esta manera desde hace más de una década. Personalmente considero la culminación de su propuesta en su último libro Estereozen, que junto a ANRF son dos grandes libros con mucho en común.

Si bien aún no podemos decir si esta propuesta se generalizará, podemos rastrear como un eslabón en el argentino Mario Arteca miembro de la generación de los 90s en su país.

20

La Misión 37 aterrizó en un pequeño sólido que orbitaba alrededor de tres estrellas de helio: la más cercana era muy chica, casi una naranja suspendida en el cielo; la segunda era el coloso que tornaba grave todo lo demás; la tercera, en cambio, no se veía nunca, salvo en determinados eclipses en los que aparecía como mancha o sombra. No había noche; se pasaba del claroscuro a la penumbra soleada y de esta a un doble amanecer.

El anciano se acercó y señaló objetos, pero no tenía idioma para varios de ellos.
Piedra.
Casa.
Basalto.
Silencio.
Silencio.
Calor.
Silencio.
No-calor.
Nave.
Silencio.
En mi planeta, dijo,
En cada féretro descansa un hombre y junto a él un verbo que nunca más se vuelve a usar.
Bajé el casco de mi escafandra y la dejé en un pequeño arco de madera que funcionaba como repisa o asiento. Era un tronco o raíz que crecía a la superficie para luego descender y enterrarse de nuevo.
Volteé para ver a mi colega.
No es que se pierda una visión del mundo, insistió, se pierde el mundo, ¿entiende?
¿Cuántos quedan de su especie?, preguntó Zuzster.
Yo, contestó.
Y luego:
Tú.
Silencio.
Silencio.
Silencio.
Silencio.
Silencio.
Ellas.
Quise recoger mi casco, pero había desaparecido. Los soles se alinearon de tal forma que la ciudad perdió forma. Las siluetas se difuminaron en un blanconegro sobre el que estallaban, como relámpagos, luces de azul tornasolado.
Zuzster empezó a correr.
Hice el amago de seguirlo, pero una fuerza me retuvo del hombro.
¿Y tú, viajero, qué palabra eres?

(Jerónimo Pimentel)

 

Crystal Castles (o de la Experimentación en el lenguaje)

(Los sintetizadores mataron a la estrella del pogo)

Si ubicamos al mainstream de la segunda mitad del siglo XX, podemos decir que el coloquialismo ( hijos de parra/ hijos de gingsberg) fue lo más usado por los poetas jóvenes de al menos cuatro generaciones. Pero claro, hay gente que decidió innovar. Y hay poetas hoy que quieren innovar. Tal es el caso de Jorge Posada, Luis Eduardo García  y Ángel Ortuño quienes no ubican su propuesta innovadora en el lenguaje científico, pero si en una adaptación de recursos que no corresponden tradicionalmente a lo que fue el coloquialismo. Han producido poemarios destacados y que debes leer ya como 1331 (Ortuño) o Canciones de la dependencia sexual (Jorge Posada) Hay además en todos ellos un gusto por la ironía, el humor negro, así como una visión desesperanzada del mundo. Podemos ubicar junto a estos autores a la también mexicana Xel-Ha López. Fuera de México hay varios autores que pueden ser agrupados bajo estas características como la peruana Myra Jara o la puertorriqueña Cindy Jimenez Vera y su libro 400 nuevos soles.

subterream homestick alien

en un círculo naranja aquellos hogares donde los padres sean extraterrestres
en un círculo verde aquellos hogares a favor del aborto inducido en los mandriles
100 horas sin suministro eléctrico
¿cuánto tardaríamos en regresar a las ruinas?
¿cuánto para dejar nuestro paraíso tecnológico?
más importante ¿cuántas personas sobrevivirían a una crisis moderna: no supermercados, no teléfonos?
hace unos días leí una propuesta de lápida
“no terminó ninguno de sus proyectos”
el aire es un nudo de cuerpos incinerados
la ciudad un cementerio vertical

(Jorge Posada)

 

Post-punk revival

(Estamos en los sesentas o es el aire acondicionador que me hace tocar así la guitarra?)

Y que hay de los que prefieren seguir con la guitarra y no comprar samplers ni sintetizadores(?) Perú es, por decirlo de alguna forma, el bastión de los poetas que aún siguen en la tonadilla de los 60s y 70s. Lo cual no es tan malo, si es que pueden producir poemarios como los de Manuel Fernandez (Octubre, La Marcha del Polen) o los de Mario Morquencho (Un Mar alcoholizado). Victoria Guerrero y Miguel Ildefonso, con unos años más de existencia, también tienen poemarios muy recomendables (Berlin de Victoria Guerrero es un poemario genial y subversivo).

Pero claro todos estos autores bordean o sobrepasan los 30 o 40 años, entre los más jóvenes hay dos aún inéditos que pueden entrar en este conjunto como lo son Antonio Chumbile y Carlos Rojas Camacho , cuyos poemas se hallan dispersos en blogs, revistas y antologías. Fuera del Perú aún hay autores que siguen la línea, hay poemarios muy destacados como Poemas para Michael Jordan de Francisco Ide Willeter (Chile) Otro autor electrizante que ha publicado hasta la fecha dos plaquettes es Agustín Guambo (Ecuador).

23

he sentido la palpitación del balón,
su circulación, su pulso
como si sostuviera en mis manos un corazón
inmenso
que hago latir con cada rebote
la reanimación de un muerto
o una vida que depende exclusivamente de uno
el objetivo es anotar más puntos
estamos en contacto con la muerte en todo
momento:
encestar es como clavar un corazón inmenso
en una estaca
por eso valoramos tanto la vida y amamos con
tanta ternura
porque conocemos los números
sabemos contar el tiempo de dos en dos
o de tres en tres, incluso
los que tienen mejor puntería

(Francisco Ido Willeter)