Contexto preliminar

Hace unos días, Dante Tercero publicó un post en donde exponía su desacuerdo con que Bob Dylan haya ganado el premio nobel de literatura, reacción por el cual algunos miembros de sub25 decidimos jugarle una broma, trolleando su post vendiendo empanadas o, debo aceptarlo, burlándonos de sus poemojís mediante sarcasmos. Bueno, esa trolleada terminó por desencadenar (reavivando el morbo de sus haters) la más brutal humillación pública que la escena de la literatura actual latinoamericana haya visto en internet.

He podido ser testigo de distintas publicaciones llenas de odio puro hacia Dante Tercero, descalificando no sólo su obra, sino también, y lo que es peor, su estilo de vida. Se dice que no mereció ganar la beca del Fonca porque hacer poemojís no es “arte”, y que si lo hizo fue según “cuántas vergas tuvo que chupar para ganarse la beca” (cito textualmente). Bueno, que su trabajo sea considerado arte o no, puede ser debatido, sin embargo, lo preocupante es que toda esta discusión (como nos tiene acostumbrado internet) es que no se centra en una crítica analítica de su objeto artístico, sino el estilo de vida del artista (o la identidad que se le asigna), quien al no encajar dentro de los cánones de una social heteronormativa, es propensa a ser víctima de actos sumamente violentos, que empieza en ofensas machistas y terminan en amenazas de muerte. Y desde Sub25, quiero no sólo rechazar, sino también denunciar este tipo de actos tan desagradables.

amenazaEl espectáculo de las identidades en internet

Este ejemplo no es sino la punta del iceberg de todo lo que se esconde no sólo en internet sino también en nuestras vidas cotidianas. Se sabe que en internet uno puede ser fascista y comunista a la vez. Quiero decir, internet y más precisamente las redes sociales nos dan la posibilidad de construir una o varias identidades mostrando nuestra “intimidad” en vitrina en una ciudad concurrida o en una calle poco transitada, según la popularidad el dueño del perfil, y se nos atribuye de manera obscena distintos patrones de comportamiento, según los post o fotos que publiquemos, sean estos reales o fingidos. Esto nos convierte en objetos juzgables, o productos de “consumo” (entendiéndose por esto, capacidad de ser consumido mediante la crítica del otro). Es decir, nos convertimos en “celebridades” que pueden tener fans o haters que darán su opinión sobre nuestra existencia y que podrá ocasionar una falsa fama y reconocimiento o en caso contrario el linchamiento más vil en todo internet, que terminará perjudicando la salud emocional de la víctima si esta no sabe a afrontarlo de manera adecuada.

¿Y qué sucede si esto entra al campo del arte?

Como dije al inicio, el arte no puede ser juzgado por las actitudes del artista ya que ambos están divididos por un abismo de representaciones. Es decir, con ejemplos más simples, la obra de Borges no se desmerece de genialidad, aunque sus ideologías políticas se inclinaran más a Pinochet que a Allende. Así mismo el hecho de que Escorza haya tenido el corazón demasiado noble como para proponer una obra de arte comprometida con la sociedad, no hace que su poesía sea de calidad.

daliEl artista suele confundir esta estrecha brecha entre vida y obra, cayendo en el discurso desfasado de que el artista tiene que vivir en carne propia su obra, construyendo discursos como “mi vida es mi más grande poema”. Bueno, si bien esto puede ocasionar grandes y acertados performances como la vida de Salvador Dalí, puede ocasionar también que una vida vacía pero llena de adornos se convierta en una obra vacía llena de adornos. La alt lit ha caído profundamente en esto y Roberto lo explica mejor en ese post de la alt lit explicada para niños.

Sin embargo cada quién decide cómo representarse ante el mundo. Este accionar no es un error, sino un preocupante desacierto. En el caso de Dante Tercero, al haber construido una identidad en internet (que puede o no ser la identidad con que se reafirma en su vida cotidiana) con herramientas que la masa habitante en las redes sociales no soporta (debido a su desarraigada homofobia y conservadurismo), ha abierto una ventana desde donde se juzga su obra a partir de su comportamiento en internet. Creo que si no hubiesen sido poemojís, sino una poética científica, hubiera sido igual de criticado porque como repito la crítica que se le hace (acompañada de odio) apunta mayoritariamente a su comportamiento en internet que lo retrata como una persona transgénero, o porque utiliza mucho el color rosado teniendo apariencia de hombre pero habiendo nacido mujer y etc, etc, etc. En fin, espero de corazón que la gente deje de ser tan imbécil.

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