I.
(Poesía Niña-
Dios es Niña)

Si esta historia tuviera solo un inicio (y no varios) podría situarse a modo de escenario/lugar de confluencia de personas y actividades en el 2012, el año del fin del mundo, cuando la revista Mutantres inicia actividades a la par del breve funcionamiento de dos entidades; un centro cultural y una editorial. El Triángulo Cadmio, centro cultural no oficial en un salón robado por estudiantes de la facultad de Letras de UNMSM, y el trabajo editorial de C.A.C.A Editores especialmente en los dos primeros libros que publicó. En esos lugares se conocieron gran parte de las personas que conforman los personajes de este texto, y más importante aún, donde se encontraron sus escrituras.
Lo cierto es que este tipo de historias se escriben con libros de poemas o poemas que cambian nuestra manera de leer y escribir. Para el inicio de la década de los 2010s la poesía peruana joven (aunque no fuese motivo de pena en ese instante) vivía un momento muy triste, similar a los años más crudos de los 90s, pero hacia el otro extremo. Si el fallo de los 90s habían sido, en parte, los poco pensados saltos hacia adelante y las pseudovanguardias de aquel olvidable grupo de poetas y colectivos que en ese tiempo habitó estos lugares, el fallo en 2010 en el cual la poesía peruana joven perseveraba tercamente, era el de ser excesivamente seria.
Recapitulemos. Los poetas jóvenes durante los años 2000s revisaron el fracaso de sus predecesores inmediatos y optaron por dejar las opciones de experimentación o ruptura por propuestas que releían la tradición local y actualizaban el modo conversacionalista al siglo XXI. Para 2010, las inicialmente geniales propuestas que habían surgido de este modo revival como las de Victoria Guerrero, Romy Sordómez o Manuel Fernández habían sido reemplazadas por propuestas intercambiables, más complejas, más pensadas, más aburridas y que sonaban extrañamente irreales para los que en ese tiempo empezaban a leer poesía (como yo) No solo la línea conversacional lucía acartonada sino por alguna extraña razón varios de los poetas jóvenes insistían en un clasicismo que continuaba los trabajos de poetas como Véliz o Diego Lazarte, pero que pretendían continuar (y no lo lograban ni por asomo) los trabajos de Martín Adán y Morales Saravia.
A diferencia de la poesía latinoamericana joven, la poesía peruana joven sonaba de otra época. Lenta. Torpe. Desfasada. Los nuevos lectores de poesía que aparecían en 2010 podían acabar de leer estos libros y entonar la línea de Smiths en Panic, la que dice “Hang the DJ (Poet?) Hang the blessed DJ, because the music (poetry) that they constantly play, means nothing to me about my life”

hang-the-dj
De esa forma, la primera respuesta y génesis de los personajes de este texto es frente a esa poesía acartonada. Esta se dio con la aparición de Historias Tristes que las chicas esperan oír antes de salir a bailar de Ana Carolina Quiñonez Salpiettro (Estruendomudo.2010) y Los Tiempos Jurásicos de Kevin Castro (C.A.C.A Editores. 2012) Ambos libros regresaban la poesía joven a lo que habitualmente se espera de ella, imagineria pop, sensibilidad indie, referencias a la cultura de masas, temas juveniles, lenguaje directo y ágil. La propuesta ética de ambos libros es la de niños que despiertan en el mundo como en el sillón de una fiesta escuchando la música genial que suena en la casa y luego metiendo todo eso en el poema. En confrotación a la poesía seria “adulta” la poesía de Castro y Quiñonez reconfiguraba la figura de la infancia-adolescencia de vuelta a la poesía peruana. Poesía niña. Poesía autocontemplativa. Poesía cursi. Poesía de amores desordenados.
El proceso técnico que ambos autores utilizaron también fue esencialmente importante en la relevancia de ambos libros. Y es lo que delimita la influencia e importancia de lo que fue la alt lit (aquel movimiento norteamericano) en la poesía peruana. En un libro como Los Tiempos Jurásicos, que continúa hablando en el modo coloquial, no está el sonido de Hinostroza o Cisneros, está más bien el sonido del error, un sonido extraliterario, de repetición, un sonido que no debería ser. Lo que enseñó la alt lit a Castro y a otros autores contemporáneos a él fue principalmente a escribir desde un lugar no literario, con un fraseo no literario y que no había la necesidad de seguir emulando fielmente la tradición local ni a sus santones para escribir libros importantes.
Quiñonez llega a los mismos lugares desde la fragmentación del poema, inusualmente cortos para el tipo de poesía que se escribía en ese momento en masa. El ritmo del libro de Quiñonez es cortado y la extensión del libro pequeña pero cuyo recorrido es especialmente significativo para demostrar maneras de hacer poesía a los poetas jóvenes hoy, escapando del canon de los poemas larguísimos herederos de los 70s. El libro de Quiñonez también influido por la cultura de la música y el cine independiente recuerda a alguno de esos discos lo-fi de bandas cuyos discos tienen más de 5 palabras en el título y nunca duran más de 25 minutos.

II
(Hola Cisneros, te gustan los Strokes?)

daftpunk
Este texto podría ser el retrato de una generación pero como siempre las generaciones no existen. O no al modo de la generación de los 80s seguida por la generación de los 90s, 2000s, etc… es decir, regidas por circunstancias cronológicas de publicación o nacimientos. Es por eso que si bien mencionamos al inicio de esto en Castro y Quiñonez, hay dos referentes que están (pero no están?) dentro de esta “generación” Me refiero al trabajo de Tilsa Otta y Mario Morquencho. La primera empieza con un libro que captó la atención en el momento de su publicación en 2004 (e inclusive tuvo dos ediciones, un raro caso de un best seller de poesía peruana) El libro se llamó Mi niña Veneno en el Jardín de las baladas del recuerdo (2005. Álbum del Universo Bakterial) y es una (brillante) ínsula previa al trabajo de Castro y Quiñonez. Genuinamente pop y jovial. Propuesta en la que Otta persiste aunque llevando su voz hacia lugares más reflexivos, el tránsito natural de la poesía niña hacia la madurez, en sus posteriores entregas, Indivisible (2007.Álbum del Universo Bakterial) y Antimateria (2015. Pesopluma)

Mario Morquencho tiene un inicio poco interesante o que al menos delataba poco de lo que luego tornaría su propuesta. Su primer libro Ciudadelirio (2010. Sol Negro Editores) es uno de los tantos libros inmersos en el lenguaje callejero a medio camino de la propuesta horazeriana y las experimentaciones radicales de Santivañez y De Ramos. Es a partir de su segundo libro que la poesía de Morquencho se vuelve muy interesante por su manejo de estructuras y sonoridad. El segundo libro de Morquencho, Un Mar Alcoholizado (Paracaídas. 2013), relata la relación ambigua entre una voz que por momentos sienta su hogar en su localidad marítima, y por momentos la denuncia y se separa de ella, desencantándose de la velocidad y la bohemia que se arrastran por los alrededores. Como apuntaron acertadamente varios reseñistas es una interesante reescritura en modo conversacional a la poesía callejera local, torciéndole el cuello por varias partes al corpus que constituye ella.

Sin embargo la última plaqueta de Morquencho, Sarita Calavera (Paracaídas. 2015) extracto de un futuro libro, detona la propuesta anterior de Morquencho por dentro, la cual ahora luce reventada, fragmentada y brutal, veloz y expresivamente rítmica. El próximo libro de Morquencho es sumamente prometedor.
Y por supuesto queridos lectores, la poesía de Morquencho no tiene nada que ver con la poesía niña de la que solo había hablado hasta ahora. Y es que el centro de todo este texto (y de este grupo de poetas) no es exactamente esa poesía niña. El centro de esto es el juego de / en contra de la tradición que todos estos poetas vienen intentando desde distintos frentes.

A mitad de los 90s se habló erróneamente del fin del conversacionalismo (e incluso se tomó a la muerte de este modo como una consigna rebelde) Cuando la variación de temas y maneras que los poetas de ese entonces usaron era solamente un primer paso para su presunto abandono. Los poetas peruanos jóvenes ahora, empiezan a escribir en su mayoría desde ese modo (cuyas referencias Cisneros-Hinostroza-Hora Zero son las más cercanas cuando estos empiezan a escribir) para luego hacerlo implosionar. La manera escogida es la naturaleza fragmentaria de sus textos. Más que nunca los poetas son DJs. Más que nunca a la mitad de la canción rock de guitarra aparece un loop con sintetizadores mogg. Más que nunca este procedimiento devuelve a la poesía a un terreno ágil y hace ver a los poetas de solamente hace algunos años (y aun jóvenes) lentos y pesados, como Reynaldo Naranjo pudo verse al lado de Hinostroza a mitad de los 60s.

Siguiendo con la analogía del DJ, el mejor DJ no carga en su laptop una cantidad limitada de pistas para luego remezclarlas, montarlas, remixearlas, etc. Si es posible el DJ conseguirá una laptop que llevar a sus conciertos con una memoria privilegiadamente extensa. Mientras más pistas pueda cortar para su composición mayor capacidad de expresión tendrá. Esa es la diferencia y lo que entierra a ciertos poetas. Si el desfase durante los años 60s de los poetas sociales era solo leer a Neruda-Vallejo (en verdad solo España aparta de mí este cáliz)- Miguel Hernández, el desfase actual es el de pensar que una tradición sola basta. Los poetas peruanos (no solo los más jóvenes) escriben por momentos asumiendo que la tradición local, por más rica que pueda ser, es suficiente para hallar caminos distintos en el escenario de la poesía actual. Cuando los medios al alcance de los nuevos poetas les dan toneladas de libros y referencias inéditas, es un pecado no usarlas para llevar a la literatura hacia lugares que no se anima a mirar mucho.

El abandono/superación etc… del conversacionalismo se da en este grupo de escritores de a cortos pasos y contrario a lo que se exigía no es un abandono por ruptura ni parricidio sino un abandono por implosión. A la Maqueta del poema conversacionalista le crecen semillas y flores a-geométricas por lugares impensados que debilitan su estructura habitual hasta derruirla por completo. Algo comprensible y bastante similar a lo que les pasó a Vallejo y sus amigos en su relación con el modernismo. La tradición conversacionalista / al igual que la modernista en su momento, encontraron en los poetas peruanos un bastión privilegiado (HoraZero+Hinostroza&Cisneros/ Chocano) Lo natural ante una tradición tan arraigada es ser superada en un tránsito y no por asesinato. Los poetas jóvenes que hablan utilizando el lenguaje coloquial son en verdad “postconversacionalistas” o “Transconversacionalistas” o “Barrolistas” o cualquier nombre loco que quieran inventar para ahorrarse párrafos de conversación. Y nosotros (Tú, lector!) somos testigos en sus libros al desmembramiento público de algo que acaba.

III.
(If it´s not now, when tell me when would be the time that you would stand up and be a man?
Shinji, Sube al EVA)

flaming-lipsHemos hablado hasta aquí casi en exclusividad de procesos técnicos pero ahora usaremos esta estación para hablar de las cosas sobre las que tratan los poemas, es decir su contenido y propuestas éticas.
El problema con la oleada de poetas que surgieron entre 2013-2015 como replicantes de los movimientos de poesía e internet locales y extranjeros es que en mayoría se inscribieron a la fiesta del sueño adolescente. La rebeldía adolescente, la juventud en fiestas; es un tópico que se agota fácilmente y además empieza a sonar empalagoso luego de unos cuantos libros. En estos años los poetas encontraron en el internet una manera de difusión que resultó interesante como alternativa a las editoriales típicas de poesía. Bueno, el punto (que ya se avistaba desde Los Tiempos Jurásicos) era que se erigió una ética bastante ombliguista, por no decir solipsista. En el sueño adolescente lo último que se quiere es que la fiesta acabe y despierten las responsabilidades. Durante, se inscriben las miserias personales en el poema a manera de dones, sin ninguna intención por resolver los problemas adelante ni reflexionar en torno a ellos.

El peligro con todo esto es que esta es finalmente una versión irreal de la juventud. Es tan irreal dibujar una juventud rosada de enamoramientos y felicidad redonda igual que escribir sobre una juventud de problemas(?) típicos de la vida cuyos personajes no deciden resolver. La confrontación luce por su ausencia. La libertad (a medias pues la libertad por definición siempre está seguida luego por la responsabilidad) es exaltada a toda costa y sobre todas las cosas.
Uno de los autores que pudo hacerse conocer entre lectores y algunos críticos exclusivamente por publicaciones en internet es Estiven Medina Ortiz, quien tiene una visión particular de la juventud, la que es confrontada constantemente con la idea de la muerte. De esta forma Estiven recupera la realidad sin perder la jovialidad, lo que significa un paso adelante hacia un ethos maduro. Del mismo modo Román Marroquín quien en sus poemas dispersos en blogs y revistas (publicada por primera vez por la revista Mutantres en 2015) dirige varios de sus poemas hacia una esperanza a veces vestida de religión o de un amor difuso.

En 2015 Castro reaparece con su segundo libro, Norcorea (Ediciones Neutrinos) publicado en Argentina y con muy pocos ejemplares traídos al Perú. Hay una evolución en Castro en cuanto a técnica y ética. Refina su escritura rescatándola de la anécdota personal (lo cual constituía las partes poco afortunadas de su primer libro) En este segundo libro la propuesta ética arma una esperanza frente al sistema situada en un amor difuso, niño, adolescente, libérrimo y sin responsabilidades. Hay que decirlo, a pesar de ser un gran libro, hay momentos extrañamente poco afortunados en los que el elevado juego técnico no logra cubrir pedazos de poemas que se caen de tontos, con poco contenido interesante. Esto sumado a que la respuesta a los problemas siempre existe a medias. No hay musa adelante, hay musas, pequeñas verdades, ficcionalidades de la realidad, pedazos de madera usados de balsa en el naufragio.

Desde los 90s en adelante los grandes relatos, la esperanza e ideal socialista especialmente, dejaron de ser parte del interés de los programas de los colectivos de poetas al igual que tema de los poemarios de los poetas viejos y jóvenes. En su lugar fueron reemplazadas por poéticas del desencanto (Montserrat Álvarez), de una inteligente ironía-cinismo (Lizardo Cruzado) o de exaltación de la experiencia personal e individualistas (Gaona) El posmodernismo aterrizó en toda su extensión sobre los temas de la poesía peruana, a la par que intrínsecamente la poesía perdió su lugar privilegiado en el devenir de la sociedad peruana que había tenido (con relevancia claro nunca extraordinaria pero relevancia al fin) durante los 70s.

¿Se está gestando una respuesta a este modo de asumir la poesía y el lugar del poeta? Habiendo expuesto los defectos de la poesía niña podríamos intuir que no, pero aun entre los poetas que escapan a los problemas sin respuestas podemos hallar ciertas posibilidades. Norcorea podría acabar en una actitud fatalista ciertamente, lo habitual sería un final de camino mucho más miserable. Los poemas de Román Marroquín, Estiven Medina Ortiz, Crhistian Bafomec, Jorge Rengifo, suenan por momento excesivamente sentimentales, cursis. No es en verdad algo “cursi” lo que estamos leyendo en ellos, sino una vuelta a asumir los sentimientos y mostrarlos, contrario al intelectual cínico que sabrá muy bien acerca de lo que odia y no se animará a hablar sobre las cosas que ama (porque probablemente no ame algo más que a si mismo)
Los poemas lucen expuestos, desarmados, mostrando no solo su proceso técnico al público sino sus pequeñas y grandes convicciones igual de expuestas. La pregunta necesaria es si la poesía joven optará por realizar una respuesta consistente, no probablemente al modo del gran relato sino al modo de confrontar el cinismo (el vaciado ideológico posmoderno) con un “gran amor” una gran fe que recomponga los pedazos quebrados de las éticas personales en cuerpos sólidos nuevamente. Hay varios atisbos que lucen prometedores y pedazos de escalones que apuntan hacia un lugar de confrontación pero lo cierto es que solo podremos hablar de ello con precisión cuando suceda completamente.

IV.
Kill V. Main

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Una de los estandartes-pancartas de la “vanguardia” de la poesía joven fue desde el 2012 la propuesta “híbrida”. Lo cierto es que esta palabra acaba diciendo tanto que es muda. Pero tanto las revistas físicas y virtuales como Mutantres y Poesía Sub 25 se encargaron de difundir los primeros resultados de esta propuesta.

Se puede resumir a ella como una lucha en contra de la identidad del poema, asumiendo que no existe realmente una “poesía” y una “narrativa”, sino que estas maneras de delimitar la escritura en géneros literarios es un análogo a las identidades que las personas asumen en la vida real (joven, gay, oficinista, hombre, mujer) aplicadas a la literatura. Al delimitar la escritura por sectores, esta pierde su potencia encajando en las formas establecidas como fijas para ellas. La disidencia de esta propuesta es que el escritor se enfrente a la escritura directamente. Este razonamiento se desprende notoriamente de un referente local de la generación de los 70s, Enrique Verástegui, quien plantea esta idea explícitamente en su tetralogía de 1000 páginas, Splendor. Tal vez lo poderoso de esta escritura es que explícitamente asume a la literatura como una forma más de conocimiento igual de válida que la ciencia o la filosofía. Como un científico en plena investigación, el poeta se encuentra en permanente búsqueda y asimilación de recursos extra-literarios que pueda utilizar en su búsqueda de conocimiento. Además, la torrencialidad y dialogo permanente entre disciplinas, visualidad, que Verástegui utilizó en su tetralogía fueron una licencia para experimentar para los jóvenes poetas, una licencia para fallar ante las fórmulas de poesía canónicas.

Por supuesto Enrique Verástegui no es el único referente que los poetas jóvenes leyeron. La influencia de la poesía del chileno Héctor Hernandez Montesinos y especialmente autores en torno al colectivo mexicano Red de Los Poetas Salvajes, David Meza y Yaxkin Melchy; está presente. La presencia de estos autores es por momentos abrumadora en una parte de la poesía peruana joven. En el año 2012 cuando la escena local de poetas daba sus primeros pasos, esta parecía un anexo a esa movida mexicana.

Los libros de Crhistian Bafomec, Transmundación (SUNEDU, 2015) y La Reconciliación de los Espejos ( Murcielagario Editores, 2016) de Jorge Rengifo son los exponentes finales de este modo. Personalmente no encuentro a las indagaciones de ambos poetas como importantes y estas caen lamentablemente en la monotonía y la estridencia. Solo la primera parte del libro de Bafomec logra plasmar su propuesta de poema-ensayo-cuento, luego el resto del recorrido cae en un facilismo que significa procesiones de letanías que intentan romper el circuito lógico con imágenes aparentemente irracionales pero cuyo fraseo parece más bien hecho al azar que bajo cualquier concepto de fondo que hile los pedazos.

Peor aún el libro de Rengifo, cuyos avances dieron algunos poemas prometedores que finalmente constituyeron las únicas partes interesantes de su entrega final. Sobre Rengifo pesa la sombra de una influencia demasiado clara, la del ya mencionado David Meza. Y Rengifo asume esa influencia sin vergüenza imitando sin contemplaciones ni reflexividad inclusive en los títulos de sus poemas y reescrituras. El problema con los seguidores de Meza, Yaxkin o Héctor Hernandez Montesinos es el mismo problema que en su momento tuvieron los seguidores de Neruda, Miguel Hernández o Nicanor Parra, y es en verdad el problema que se presentaría en cualquier autor que asuma que una única influencia le basta: los discípulos suenan a malos covers de los maestros. La imaginación de Meza y sus imágenes aparentemente sin sentido (y que personalmente pienso que llegan a un momento de hastío y aburrimiento para mí. Lector, este paréntesis es más un aforismo que un argumento así que me disculparé de la siguiente manera: hablaré sobre Meza más extensamente pronto en otro texto) se hilan por su técnica, asunto que pasan con una garrocha sus seguidores peruanos, quienes embelecidos por la posibilidad de hacer poemas poderosos olvidan el camino en medio.

Prefiero a los autores que han escogido por el camino de la pérdida del género literario a través de otros referentes. Los poemas en prosa de Kevin Castro publicados en el primer número de Poesía Sub 25, al igual que el poema cinematográfico de Norcorea me parecen más interesantes en esta línea. Si hay un libro lanzado hacia este camino a través de referentes como Mirko Lauer o de novelistas como David Foster Wallace es el libro aun inédito ImagesWeb de Josué R. Hipolo. El concepto del libro es el de un usb perdido-recuperado de la deepweb, los lugares más oscuros del internet ilegal, que son usados como pretexto para cada texto en prosa que es acompañado siempre por una imagen alrededor del cual crece el concepto del poema. Varios de los textos de este libro fueron publicados en el portal web chileno LetrasS5 en 2015 y recientemente en la revista Poesía Sub25. Tal vez el más interesante y que me gustaría deshilachar es el poema titulado “Frente al Río Yho”:

yhoFRENTE AL RÍO YHO
He visto a las niñas crecer frente al río Yho. Jugaron, trabajaron y murieron. Elegían a sus gobernantes en el río Yho, elegían a sus gobernantes y a sus hombres de guerra. En el río Yho nadie padece, en el río Yho nadie sufre, pero ah, bien se sabe que en el río Yho desaparecieron muchas personas los días pasados. En el río Yho nadie habla, no hay aliento en el río Yho, en el río Yho nadie sabe nada. Muchos policías intentaron entrar al río Yho y murieron, muchos soldados con entrenamiento avanzado desaparecieron, nada es seguro en el río Yho.
Un 23 de octubre de 1957 una pareja logró ingresar al río, de estos no se sabe nada, un 31 de Marzo de 1970 un hombre trató de pedir ayuda al estar cinco días en el río, de este no se sabe nada, un 17 de agosto un niño de siete años comenzó una vida dentro del río Yho, de este no se sabe nada. Y es que en el río Yho la vida comienza, la muerte se olvida, el cansancio es inminente, pero la mente se libra del pensamiento.
Las canciones caen de los árboles a orillas del río Yho, las notas bailan, los sonidos graznan como patos nadando en las lagunas. Desde los cerros se observan más cerros, desde el pasto más pasto, y hormigas que cargan pedazos de carne que caen de las bocas de los habitantes del río Yho. El viento es discreto y sonríe al ver pasar a las personas, el viento es furioso y frunce el ceño a los desconocidos, el viento a veces se va y no regresa, el viento olvida, el viento mata.
En el río Yho se oyen voces, se ven luces, y dentro de los helechos, se adoran a los dioses muertos. Los hombres veneran con ardua labor, entregan la espalda y el pecho a Senhör, deidad vengativa del hambre, dueño del trabajo del hombre. En el río Yho no se conoce el concepto de gobierno, pero sus gobernantes dicen saberlo, sus gobernantes son a veces monstruos con cuerpo de serpiente que reptan por las calles derramando veneno de su glándula protuberante, a veces son hombres con cabezas de paloma y la mayoría de veces, roedores de hambre insaciable.
En el río Yho se ha perdido la luz, pero cada una de las personas y animales llevan una llama encendida en la frente, esta llama baila y canta, en sus letras se oye el himno del río Yho, estas llamas cuentan historias en sus flamas. Las llamas son las marcas del pasado, y estos hombres y animales están bien con ellas pero no logran ver que los acaban, las llamas parecen buenas, son la luz, pueden ser felices sus ojos en ellas, pero las llamas los consumen y estas están por terminar.
El río Yho es nación, el río Yho es república, en el río Yho hay democracia. Desaparecieron hombres, sí, pero fueron por las llamas, las llamas los consumieron, eso no es impedimento. Las niñas están aquí, las he visto crecer, jugar, trabajar y morir; pero aún siguen aquí, llevan chispas en la cabeza. En el río Yho nadie padece, nadie sufre, nadie muere; pero ah, cuántas personas desaparecieron en el río Yho.

 

La imagen de una rata- corredora de Bolsa con manchas de sangre entre sus garras es el compás de inicio para un poema sutilmente político. El Río Yho en verdad posee una letra de más, es el río Yo el reino al que se refiere. Y no hay un reino del Yo más evidente que el de la utopía neoliberal. La parábola de un lugar donde nada sucede nunca y la armonía es mandato aceptado por sus habitantes, sin embargo “ah, cuántas personas desaparecieron en el río Yho” acaba su camino en los aparentes estados de bienestar de las democracias neoliberales, donde nadie es asesinado, nadie vive mal y nadie nunca se rebela. Esa atmósfera aparente es una verdad impuesta frente a los problemas reales de cada democracia que varían de país en país. El poema es el latigazo previo a un llamado a rebelarse frente al reino de esa estática.

V.
(Esos Procesos Demoran, esos procesos son así)

animamalisaOtros caminos de pérdida de identidad en el poema provienen de autores cuyas referencias escapan en su mayoría a la tradición local y parecen extraídas de lenguajes de manual, textos y ensayos sobre y de filosofía. Tal es el caso de El Libro de las Opiniones de Santiago Vera (Paracaídas. 2014) y el más reciente, Torschlusspanik de Rosa Granda (Perro de Ambiente. 2016)
Ambos libros utilizan el lenguaje filosófico y científico tanto en referencialidad como en la forma del poema (ordenados en prosas que asemejan pequeños ensayos) para establecer su recorrido. El Libro de las Opiniones tal vez hiso latente la miopía de ciertos reseñistas cuya tradición local pesa lo suficiente para tener que forzosamente trazar una analogía entre un libro de un poeta joven y la obra de un poeta local de décadas atrás. Esta miopía llevó a hilar el trabajo de Vera con el de Mario Montalbetti de manera tosca. Lo único que puede decir esta analogía es la de hilar propuestas contrapuestas al modo conversacionalista hegemónico. Recientemente Vera ha publicado poemas que sin abandonar el lenguaje técnico-científico aparecen ya no en prosa sino en versos cortados, haciendo palpable un hermoso manejo del ritmo que se adivinaba ya desde su poema “Estos Procesos demoran…” que aparecía en el Libro de Las Opiniones, pero era poco visible debido a la estructura de sus anteriores poemas.
El libro de Rosa Granda , Torschlusspanik, es uno de los más agradables hallazgos de los últimos años en la poesía peruana, y merece una visión más extensa de la que podría hallar en este texto. Uno de los tantos argumentos a favor de este libro que podría escribir es el de ser un fagocito asimilando formas y lenguajes aun no “tragados” por lo que se entiende como poesía para escribir un libro que habla sobre el miedo, la inacción y el papel de la “producción” (léase producción como una actividad no solo oficinista, sino las metas a la que tiene que llegar/ encajar el sujeto en lugares mas bien personales que son regulados igualmente) desde un modo impersonal y de ensayo.

VI.
(Inventario-
Shoplifters of the world,
United)

dios-es-nina

Muchos de los lectores de este texto a estas alturas se verán abrumados por una avalancha de autores que no conocen, y es natural que no conozcan debido a la juventud de los autores mencionados. Es por eso que podría ayudar una breve línea cronológica de libros y hechos.

2010- Ana Carolina Quiñonez Salpiettro publica Cuentos Tristes que las chicas esperan antes de salir a bailar con Estruendomudo (veáse el primer capítulo de este texto)
2010- Mario Morquencho publica su primer libro, Ciudadelirio con Sol Negro Editores
2010- Abre el Tumblr español dirigido por la poeta Luna Miguel, Tenían Veinte y Estaban Locos. Tumblr que tendrá una función decisiva en el cruce de influencias de los primeros poetas de esta generación, siendo el lugar de encuentro entre las poéticas de Castro o Román con la obra de los poetas alt lit y después con la movida de los poetas mexicanos David Meza y Yaxkin Melchy
2011- Se publica la antología de poesía latinoamericana, País Imaginario, donde se antologan autores latinoamericanos como Mario Arteca, Ángel Ortuño, Julian Herbert y Jerónimo Pimentel
2011- Se publica el primer número de la revista Mutantres, vitrina para las nuevas poéticas “de hibridación” como se lee en la portada de cada uno de sus números
2012- Christian Briceño publica Breve Historia de la Lírica Inglesa. Perfecto ejemplo de los defectos de las poéticas acartonadas jóvenes. Sin embargo, era apreciable ya la técnica privilegiada del autor que luego encausaría en un segundo libro más interesante
2012- Entra en funcionamiento y cierra el centro cultural sanmarquino El Triángulo Cadmio. Luego de su cierre se convoca a un micrófono libre y se publica una antología en
2012- C.A.C.A Editores que entra en funcionamiento con la publicación de Ese Puerco Existe, donde destacan los textos de Crhistian Bafomec, Kevin Castro y Carlos Rojas Camacho
2012- Ana Carolina Quiñonez Salpiettro publica su segundo libro, Vacaciones de Invierno, con la editorial Vox de Argentina.
2013- Christian Briceño publica su segundo libro La Trama Invisible, uno de los libros más sorprendentes de toda esta historia. Intergenérico e híbrido, La Trama Invisible es una colección de poemas en prosa que apuntan hacia el aburrimiento desde el aburrimiento, formando signos de piedra en el suelo para establecer un camino de crítica y desencanto en torno al problema. Un libro que se debe leer a toda costa para entender toda esta historia
2013- C.A.C.A Editores publica Los Tiempos Jurásicos de Kevin Castro
2013- Se publica en México la versión total de la tetralogía de Enrique Verástegui, Splendor
2013- Aparece el portal web de poesía Transtierros
2013- Mario Morquencho publica Un Mar Alcoholizado (Paracaídas Editores)
2014- Aparece el segundo libro de Santiago Vera, El libro de las Opiniones. (Paracaídas Editores) Santiago Vera es miembro del colectivo de poesía y arte Ánima Lisa que para este punto ya lleva cuatro años de funcionamiento
2014- Jerónimo Pimentel publica Al Norte de los Ríos del Futuro, cuya importancia entre los poetas jóvenes es la de mostrar por vez casi inédita entre los miembros de su generación, una alternativa al habitual lenguaje coloquial
2014- Se publica el primer número de la Revista, luego Portal Virtual, Poesía Sub 25
2014- Se publica la antología del festival internacional de poesía de Rosario donde aparecen Castro, Tilsa Otta y Urpi Orihuela.
2014- Crhistian Bafomec ocupa el tercer lugar del premio de poesía joven Javier Heraud organizado por la SUNEDU, con su poemario Trasmundación.
2014- Willni Dávalos publica El Egófago, en la editorial-colectivo Dragostea, cuyos miembros ya tienen una trayectoria larga hasta este punto. Entre ellos se cuentan a Jorge Vargas Prado, Kreit Vargas, Carrasco y el ya mencionado Dávalos.
2014- Se publica una versión total de El Sueño de Visnú del joven poeta mexicano David Meza, que ejercerá influencia en autores locales como Jorge Rengifo.
2014- El portal web de poesía Transtierros abre la sección Dolce Stil Mostro, en la cual publica poesía joven peruana y latinoamericana
2014- Estiven Medina Ortiz publica virtualmente su primer poemario Hablemos de mí mientras las hormigas devoran el Sol
2014- Se publica el libro Trendelemburg (SUNEDU) de Eduardo Borja Benitez
2015- La Revista Mutantres publica a Valeria Román. A lo largo del año publicará varios poemas importantes como Put me in a movie y Love Letters are meaningless unless you give…
2015- Rodrigo Vera, también integrante de Ánima Lisa, publica Acajo Mundo, interesante experimento de creación de una no-lengua en base a sonoridades y la fragmentación radical del lenguaje
2015- La poeta española Berta García Faet publica su excepcional libro La Edad de Merecer. En general la obra de García Faet ha estado en diálogo con varias poéticas locales, al igual que el de la poeta mexicana Xel-Ha López
2015- Myra Jara publica La Destrucción es Blanca en Lustra Editores
2015- Mario Morquencho publica su plaqueta Sarita Calavera
2015- Tilsa Otta publica su poemario Antimateria
2016- Kevin Castro publica su segundo poemario, Norcorea
2016- Rosa Granda publica su primer poemario, Torschlusspanik

VII. (Y?)

parklife

Por momentos los poetas de este grupo, especialmente aquellos que perseveran en su infancia, suenan melosos, aburridos, solipsistas. Por momentos todos estos poetas son un guetto dentro del guetto de la literatura. Los reseñistas no están preparados para abordarlos y se limitan a calificarlos como “neobarrocos”, “neosurrealistas” o simplemente como posmodernos. El punto es que tal vez es la primera vez en mucho tiempo que el poema es lugar de asimilamiento de tantos recursos “extraliterarios” que acaban dejando al poema en un lugar indefinido, a medio camino de “no ser poema” o no ser un algo literario. ¿Dónde queda una propuesta como la de Rodrigo Vera en Acajo Mundo, rara avis, libro que en vez de volcarse a imágenes o narratividades se vuelca a la destrucción y recreación de un lenguaje que no existe?

Debe mencionarse que a pesar de las múltiples referencias extranjeras hay ciertas poéticas locales en su mayoría calificadas como “insulares” que parecen tomar la posta Cisneros- Hinostroza que reinó entre los poetas jóvenes de los 80s, 90s y 2000s. Ya hemos mencionado entre estos poetas insulares a Mirko Lauer y Mario Montalbetti, a ellos deben sumárseles las influencias de los trabajos de Rafael Espinoza, Willy Gomez, María Miranda, Frido Martin y Magdalena Chocano.

El fragmento, rey de cualquier poética posmodernista por antonomasia; es posicionado en un lugar de crítica boomerang. Los poetas en el fondo critican la pérdida de los grandes relatos y su vaciado de esperanzas fragmentarias, desde el fragmento. A diferencia de la poesía eminentemente ensimismada de los años 90s, las propuestas de los poetas jóvenes empiezan a voltearse como pétalos en cámara lenta para elaborar sus éticas, cargados de sinceridad, el móvil que articula gran parte de este dulce estilo monstruoso (y nuevo) en poetas como Román Marroquín o Josué R. Hipolo. El cruce del horror y la miseria hacia la búsqueda de respuestas es algo que celebro en varios poetas que aparece aquí.
La pregunta final podría ser que llevó a la poesía peruana hacia su fragmentación, desmembración e hibridación y su aparente “pérdida como vehículo comunicativo” Tal vez nunca pueda encontrarse una respuesta que pueda satisfacer a todos debido a la subjetividad de este campo del conocimiento. Probablemente la pregunta esté mal formulada. Una posible respuesta es que la poesía que se asume como una forma más de conocimiento, puesta en manos de los más avezados científicos, no se detendrá a tragar todo lo que necesite para llevar a cabo su “investigación”

Si el poeta ahora es un DJ, este no es a la manera de Keneth Goldsmith, como un mero copipasteador de fragmentos. Estaría en cambio más cercano a la figura de la “reescritura” de la que habla y practica Héctor Hernandez Montesinos en su poesía, la de tomar pedazos o fragmentos de un referente anterior y reposicionarlo, quebrando su sentido a la manera que prefiera el poeta.

No es una novedad y es saludablemente de conocimiento público el declive de la poesía peruana posterior a los años 70s. Todos los poetas jóvenes desde los 90s han sido llamados a ser los “elegidos” que devuelvan la poesía peruana al lugar que “se merece”. El punto es que si bien los poetas jóvenes de este texto vienen realizando experimentaciones que efectivamente desestabilizan el programa de la poesía peruana, como en su momento lo hicieron Cisneros e Hinostroza, las medidas que utilizan los reseñistas son aún las de detectores de Cisneros e Hinostrozas. Y ese escenario no se dará, lo cual no resta grandeza a los poetas que se consoliden de esta camada.

Vale la pena añadir que esta poesía no es la única poesía. Hay libros regularmente interesantes fuera de este radio como Capital/Contracapital de Mendoza, publicado este año en Lustra Editores. Se siguen escribiendo y publicando poemas a lo Hinostroza y Cisneros aun. No condeno ni celebro a estas escrituras. Solo concluyo que las que me resultan más interesantes son las que aparecen en este texto.

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