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Este texto fue publicado originalmente a modo de prólogo en el libro de la editorial Pesopluma “Todos Los Ruiditos, Antología Alt Lit”

Amor, Amor, Amor (más sobre aquí que allá)

I

Es difícil hablar de algo cuando ese algo sucede en ese preciso instante. Conozco de pocas, poquísimas personas que tienen la lucidez suficiente como para entender (entendiendo “entender” (valga la redundancia) tanto desde el conocimiento documentado como desde la intuición acertada) un proceso sobre la marcha. Si tuviera que mencionar a dos de ellas, uno sería Jorge Castillo, con quien tengo el gusto de hablar muy seguido, y que planteó, un poco parafraseando a Bolaño (pero con muchísimo mérito propio) un modelo que él llamó “Poesía gravitacional”[1] que explica un poco el movimiento de lo poético hacia un camino que parece más concéntrico que lineal, y otra sería Ester CM, una youtuber que hace relativamente poco (a lo que voy escribiendo este prólogo) propuso que las Kardashian son más importantes que Gabriel García Márquez y cómo es que el show de las hermanas K demuestra el conocimiento y sabiduría absolutos sobre la vida en este tiempo.

Yo, por supuesto, no me incluyo en el grupo de gente que sabe hablar de algo que está sucediendo. Pero suelo intentar (como en este prólogo) encontrar algunas luces a partir de la purísima intuición sobre lo que creo que sucede basado obviamente en la idea que tengo de la poesía y en el espacio/tiempo que me ha tocado vivir. Digo esto porque hay un sinfín de ensayos, entradas de blog, posts de Facebook, artículos y notas random (de hecho, el prólogo escrito por Berta García Faet, la antologadora y traductora de esta maravillosa antología me parece que LO DICE TODO) que pueden dar muchísimas más luces sobre lo que es la alt lit y por qué es (o no es) importante. Lo que pretendo aquí, y quizá el único aporte que puedo darte, lector, es el gratuito hecho de que yo sea peruano, y que pueda opinar aquí una o dos cosas sobre Nosotros y la Alt Lit, más sobre Aquí que sobre Allá, por qué creo que vale la pena publicar una antología de la Alt Lit en Perú hoy, qué diablos tiene que aportar la Alt Lit a los escritores peruanos quetenemoslamejorpoesíaelmejorcevichemachupicchunadamásimporta una corriente tan, pero tan, tan, tan, tan menos que nuestra sacrosanta tradición poética comprometidísima con el arte y la revolución y la vida y la vida y la vida.

Sin embargo, como peruano, me veo casi en la obligación de haber comenzado estas palabras mencionando aquello de la televisión basura, porque a mi parecer los círculos culturales, literarios e intelectuales del país, incluso ¡por dios! los círculos jóvenes, están plagados de un tufo de superioridad, falso refinamiento (o refinamiento huachafo), aires de atalaya poético, de ego por las glorias pasadas (que ni siquiera son propias), específicamente las glorias literarias pasadas, de modo que el Peor Poeta Peruano Vivo sentado junto al Mejor Poeta Chileno Vivo sentiría un aura de superioridad sobre el MPCV por el simple hecho de haber tenido en su palmarés(?) a César Vallejo (“hay, hermanos, muchisisisísimo que hacer”), Juan Ramírez Ruiz y Martín Adán, y discutirá sobre aquellos tres y otros más en la sobremesa del recital, quiero decir, en el bar, probablemente admitiendo de cuando en cuando a Zurita y Gonzalo Rojas, pero nada más. Así que para no convertir este diálogo (porque, seguramente, lector, respondes y rebates cada línea en tu cerebro) en el de un lector inexperto al que le gusta cierta corriente de poesía escrita por jóvenes norteamericanos (“¡Vallejo nos salve!”) versus un erudito literario editorpoetanovelistacolumnistalexicógrafoycatedrático, decidí convertirlo en el diálogo entre aquél peruano que sigue de cerca las noticias de Amor amor amor (y que además mira novelas turcas por la noche y películas (y series) Hollywoodenses en Netflix) ,versus cualquiera que sea el rótulo bajo el que te inscribes o el bando en el que te colocas luego de haber leído todo esto.

II

Pero ¿por qué tiene que haber bandos? Quiero decir: ¿Acaso el seguidor de Amor amor amor no puede también, digamos, ser un gran fan de César Vallejo, tener el suficiente criterio para repudiar con toda su alma a Lacán (hasta el vómito), seguir en Twitter a la Real Academia Española, saber construir fundamentadas predicciones macroeconómicas, leer todo un fin de Splendor de Enrique Verástegui, y entender (pero no reírse de) los chistes (malos) de Ferdinand en Pierrot Le Fou? Sucede aquí que los bandos, estas murallas imaginarias son creadas por muchas de las personas cercanas a la cultura y la academia, y ya no hablo solamente del Jefe de Asuntos Académicos de la Facultar de Letras de San Marcos: hablo de los estudiantes, de los alumnos libres, de los poetas jóvenes y de mucha pero muchísima gente que (y quizás esto no sea culpa suya) ha aprendido que saber leer y entender un par de cosas le da un estatus por defecto superior al de aquellos que no están incluidos dentro de su círculo[2]. Es preciso aquí que todos reconozcamos que en algún momento hemos sido así de patanes, y lo peor de todo es que particularmente en el ámbito literario, este elitismo ya no sólo se ensaña con el individuo-no-cercano-a-la-literatura, sino con expresiones literarias que no responden a los cánones y los gustos particulares de la élite de esa élite. Y como estamos hablando del caso peruano, diremos: esa élite para que nada que no responda a los cánones de la tradición peruana o, en el peor de los casos, europea (pero que tenga que ver con el psicoanálisis, porque de otra manera no hay chiste), o, en el peor peor de los casos, latinoamericana (pero solamente los autores que responden al primer y segundo canon), existe[3].

Me retracto: lo peor de todo realmente es que sean los propios jóvenes quienes tomen posturas conservadoras, y ya ahora sí en serio, lo peor de todo es que tomar esta posición (o estas posiciones, ya que no hay un solo elitismo) lo que hace muchas veces es negar los elementos que forman parte de un proceso. Por ejemplo: ¿es para mí la Alt Lit la última y maravillosa propuesta literaria que llena de un aire fresco los prados literarios y descubre la sustancia infinita del universo? No. Pero forma parte de un proceso en la literatura escrita en la última década, especialmente en aquella que se mueve en las redes sociales, pero que también viaja y se mueve en las redes espaciales. La influencia de la Alt Lit en la literatura latinoamericana escrita en su mayoría por jóvenes menores de treinta y cinco años hoy a diciembre de 2016, de México a Chile, de Lima a Cusco es real e innegable, más por temas relacionados con la sonoridad, la temática del aburrimiento y la enajenación y el vocabulario que por la cantidad de followers de tal o cual autor, como se ha dicho alguna vez en desmedro de esta influencia. Que David Meza (que ha escrito El Sueño de Visnu, uno de los libros de poesía más importantes de los últimos años) admita la influencia de la Alt Lit, que Jorge Vargas Prado, poeta andino traiga a la Feria del Libro de Cusco a Noah Cicero, uno de los pioneros de la Alt Lit en EEUU y valore esta corriente en la construcción de una poética propia, que Roberto Valdivia haya publicado Salinger, una de las propuestas más ricas y geniales a nivel experimental en la poesía peruana de esta década, y que este proyecto Salinger esté muy influenciado por la Alt Lit (aunque ahora Roberto dice retractarse de todo), nos habla de algo que ha venido sucediendo en estos últimos años: la influencia de la Alt Lit en la literatura escrita por jóvenes. A esto quiero añadirle un detalle: esta literatura latinoamericana ha encontrado (o está encontrando) su propia voz, no se queda en la mera copia del estilo o las temáticas Alt Lit, sino que va más allá, como en todo proceso, y si los vientos siguen favorables (y si personas como Luna Miguel, la principal “culpable” de que la literatura Alt Lit y de lados tan remotos como Rumanía rieguen sus semillas por todo Internet, continúan con el increíble trabajo que hace en tanto difusión literaria) este proceso seguirá su camino, muy independientemente a lo que las posturas reaccionarias puedan renegar, opinar o postear en sus redes sociales.

Se le ha reclamado a la Alt Lit el ser aburrida, el ser capitalista (LOL), el ser “chata”, el pregonar que hay que tener muchos followers en Twitter, Instagram y Facebook para ser poeta, el no estar comprometida con la Revolución, el ser Occidental (LOL x 2), el ser machista, el ser pro-blanca, y finalmente el dejarse morir, sin hacer nada, regodeándose en su depresión-cool con muchos followers. Afortunadamente, Shakira en 2005 nos regaló Fijación Oral vol. 1, en cuyo éxito de MTV y OK TV “La tortura” (ft. Alejandro Sánz), dice: “No puedo pedir que el invierno perdone a un rosal /No puedo pedir a los olmos que entreguen peras”, para recordarnos que muchas veces hacemos las preguntas incorrectas y exigimos cosas absurdas. Porque no se le puede exigir a la literatura escrita en Occidente que no sea Occidental, no se le puede exigir a un poeta peruano nacido DESPUÉS DE INTERNET que no se influencie por la cultura de OTROS PAÍSES CON INTERNET (excepto China), no se le puede pedir a un poeta joven, o mejor dicho, a un joven cualquiera, que cierre todas sus redes sociales y no tenga followers o en todo caso tenga poquitos, no se le puede decir a un movimiento principalmente liderado por alguien hijo de inmigrantes asiáticos (Tao Lin) que es pro-blanco, no se le puede decir machista a una corriente que se acabó justamente para evitar el acoso que sufrieron poetas jóvenes a causa de editores de mierda (y que además, de los poetas que siguen escribiendo, quedan muchas que son activistas feministas), y finalmente es absurdo reclamarle respuestas ante los problemas a TODA literatura, ya que hay literatura que los responde, pero también hay la que los crea, los esquiva como balas de Matrix, y los trastorna.

Estoy terminando de leer todos los libros de poesía argentina de los noventa que me traje de mi último viaje a Rosario y Buenos Aires, que tiene muchas similitudes con la Alt Lit, pero hablar de esto tomaría muchísimo más tiempo. Tienes, lector, ante ti, the basics of una poesía que quizá no debió generar tanto ruido si no fuera por sus detractores, pero sobre todo tienes ante ti a una generación de poetas latinoamericanos, ciudadanos del mundo, ciudadanos de Internet, que escribe alimentándose a cada segundo ya no solo de la Alt Lit sino de cientos de miles de poemas, posts, tumblrs, gifs, hangouts, githubs, streamings y Apps, más de lo que antes habría sido una biblioteca. Como diría Barney: ¿Qué pasó, amiguito?

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[1] Publicado en el segundo número de la revista Mutantres, disponible aquí: https://issuu.com/mutantres/docs/mutantres_2

[2] De hecho, me permito aquí hacer referencia al chiste aquél del Columnista de El Comercio que va manejando su Toyota Corolla (de segunda) de trece mil dólares -que aún paga en cuotas- por la Panamericana Norte cuando de pronto su paso es cerrado por la maniobra arriesgada de un chofer que va conduciendo su cúster de treinta mil dólares -comprada al contado-, a lo que el Columnista de El Comercio reacciona llamándole “¡Ignorante! ¡Bestia! ¡Australopitecos!”.

[3] Esa élite de la élite que seguramente fruncirá el ceño al ver cómo colocar el verbo “existe” en esa oración al final de un preámbulo tan largo no corresponde con las buenas prácticas del estilo de la élite de la élite (o sea que es bullshit).

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